Las trabajadoras abandonadas por un empresario agrícola alzan la voz en las protestas y exigen ser atendidas por la administración.
Aunque sus ropas eran las tradicionales árabes, la actitud de las mujeres marroquíes no dejaba de sorprender a quienes transitaban junto a la Delegación de Agricultura de la Junta, que pudieron pensar que la primavera árabe y la incorporación de la mujer marroquí a las protestas populares habían llegado también a Almería. Una sensación que se acrecentaba con algunos de los lemas que, apoyadas por un megáfono, lanzaban a voz en grito, al estilo de: "¡Que viva la lucha de la clase obrera!"
Las mujeres, junto a los miembros del SAT que convocaron el acto, denunciaron la situación de desamparo a la que se ven sometidos los trabajadores afectados, puesto que dos semanas después de que el empresario Simón Sabio les comunicase a través de un 'sms' que abandonaba 34 hectáreas de invernaderos en producción en Níjar y el Poniente almeriense porque no podía hacer frente a los gastos, hasta el momento ninguna Administración ha tomado cartas en el asunto. De ahí a que hayan reclamado a la Delegación de Agricultura que medie en el conflicto, puesto que, según aseguran, la mayoría de los empleados no tiene medios de supervivencia y están "desesperados".
"Hay familias enteras a las que deben más de 60.000 euros, y hasta 14 meses de sueldo, que han dejado de pagar el alquiler y les quieren echar se sus casas", dice Boutina E., una joven de 24 años que participa activamente en la manifestación enarbolando una bandera andaluza con las siglas del sindicato. "Lo peor no es que me deban dinero, sino que me he quedado sin trabajo, como mi marido, y tenemos una niña de cuatro meses", explica en perfecto español Boutina, quien llegó a Almería hace 11 años. "No tenemos ni para comprarle leche ni pañales", se lamenta.
Aunque el SAT ha planteado que los trabajadores puedan cobrar parte del dinero que se les adeuda con la venta de los tomates cherry y pimientos de los invernaderos, la mayoría lo único que quiere es "que le den su dinero", como afirma esta joven, al margen de que la venta de la producción no sería suficiente para pagar todos los salarios. Además, los invernaderos han quedado sin luz ni agua y muchos de los frutos no van a poder salvarse. En Campohermoso, por ejemplo, los tomates cherry ya se han venido abajo y no se podrán vender, según las mujeres.
Un portavoz del SAT ha informado de que el sindicato ha mantenido varias reuniones con el administrador concursal debido al proceso en el que se encuentran incluidos los bienes del propietario, aunque no se ha llegado a alcanzar ningún acuerdo, ya que, según ha expresado, en cualquier caso se contempla la extinción de los puestos de trabajo. En principio, el SAT propuso también que los trabajadores pudieran hacerse cargo de los invernaderos, algo que hoy por hoy parece inviable.
Fuente: elmundo