- Te organizas como quieres. Este es el primer punto a favor de ir por libre, que tú marcas tus horarios. Puedes dejarte el trabajo listo si madrugas un poco y disponer más tiempo para ti, adaptarte a tus peques (¡oh, conciliación!) e incluso combinar tareas de casa con el trabajo. Nosotras normalmente nos marcamos un horario a modo de jornada laboral e intentamos cumplirlo, pero lo vamos modificando en la medida que nos hace falta. El peligro es que a veces trabajas también días festivos y fines de semana y tu disponibilidad suele ser de 24 horas. Cuando te quieres dar cuenta resulta que estás trabajando más que si estuvieras en una oficina.
- Tienes más posibilidades de distraerte o perder el tiempo. La cara opuesta al punto anterior también es esta, te organizas como quieres, pero a veces te lías con otras cosas. Que sí un viajecito a la nevera, que si un té a media mañana, que si compro no sé qué por Internet, que si llamo a no sé quién... En fin, que hay que tener un gran sentido de la la disciplina y saber planificarse bien para no dispersarse.
- No tienes jefe. Lo sabemos, hay jefes que molan y otros que no, hemos tenido de todo tipo en el pasado. Pero oye, sea como sea, si trabajas para ti no tienes que dar explicaciones a nadie en cuanto a lo relacionado con tu trabajo, solo a ti y a tus clientes. Bye bye, boss!
- No puedes ponerte enfermo. Esto no es un secreto para nadie, los autónomos pertenecen a una raza superior y nunca se ponen enfermos. Si faltas, nadie te cubre y no puedes dejar tirados a tus clientes. En estos dos años hemos trabajado hasta con la pierna escayolada. OMG! Así que, vida a sana a tope y ni un solo resfriado.
- Ahorras tiempo y dinero en desplazamientos. Te levantas, te duchas, te pones la ropa más cómoda que quieras y ¡a trabajar! Aunque a veces tengas que salir, es genial no perder un montón de tiempo en ir de aquí para allá ni invertir demasiado tiempo en tu imagen personal. Eso sí, para nosotras es importante que nuestra zona de trabajo esté limpia y ordenada y prohibido abandonarse... nada de trabajar con pelos de loca o en pijama.
- Tienes menos estabilidad. Esto es así, algunas temporadas tienes más trabajo y otras, menos. Hay que reconocer que la seguridad de un sueldo fijo a fin de mes y pagas extras en verano y Navidad son un punto muy a favor para trabajar por cuenta ajena. Si eres freelance, tendrás que convivir con la incertidumbre y convertir la Excel en tu mejor amiga.
- Te alimentas mejor. ¡Adiós, cafés de máquina! ¡Adiós sandwichs empaquetados! ¡Adiós caterings y menús grasientos! Es posible que uno acabe picando más cuando trabaja desde casa, pero eso sí, la calidad la eliges tú.
Y tú qué prefieres, ¿trabajar fuera o en casa?