Como ya comenté en la primera parte, en enero, fui a vivir a Dinamarca para estudiar economía en la Universidad de Copenhague durante siete meses. El objetivo principal era solo estudiar, pero finalmente logré obtener dos empleos diferentes.
Durante mis primeros meses no encontré nada de trabajo, poco había para alguien que solo pretendía vivir un semestre en la capital. Pero cuando empecé a conocer más gente y establecer relaciones más serias con los daneses, mis perspectivas fueron mejorando. Al tener que vivir más de tres meses en el país, debía contar con un permiso de residencia, que a la vez me permitía trabajar legalmente. Ese documento me lo dieron automáticamente a las tres semanas de llegar, por lo que no era un inconveniente. Mi primera oferta de trabajo, y muy enfocada a mis características, llegó de la mano de una amiga danesa que quería aprender español. Me inicié en el arte de la enseñanza. EN REDACCIÓN...