Trabajo asalariado y Poder.

Publicado el 20 abril 2016 por Matapuces

El trabajo asalariado nunca podrá ser creativo e independiente en su totalidad porque siempre estará subordinado a un tercero que lo controla o dirige. La finalidad del trabajo asalariado no es el trabajo creativo o vívido en sí, sino sólo el beneficio económico que de él extrae el empresario o el Estado, por lo tanto se auto-engaña el asalariado especializado aunque perciba un sueldo mayor que el del resto de los asalariados de menor categoría y de esta forma se crea que el trabajo desempeñado por él pueda ser más valioso e imprescindible para la sociedad. El Capitalismo aparte de atomizar al individuo a divido al movimiento obrero en categorías para provocar más conflictos entre la clase trabajadora, la sociedad ha quedado fragmentada o jerarquiza por el afán de dinero, bienes o Poder. Podemos decir ya que el movimiento obrero ha muerto, ¿cuánto tiempo le quedará al individuo también para morir como ser humano? La dictadura perfecta deviene cuando no se percibe como tal, una dictadura perfecta es aquella en la que el individuo se encuentra "inconscientemente" adaptado y a la vez cómodo al sistema de dominación al que pertenece, la esfera de la libertad individual y colectiva desaparece por la sugestión y atracción que emana de la propaganda y las corrientes de pensamiento impuestas y aceptadas por el Poder.
La capacidad de atracción del Poder basadas en la religión de la dominación por la mercancía y el dinero y dictaminadas a través de la política institucional del Estado configuran la multiplicidad de ideologías y creencias en base a unos partidos políticos y religiones fundamentadas en el acatamiento a una autoridad concreta que invade la esfera espiritual del individuo, haciéndolo dependiente y sumiso. La autonomía individual queda reemplazada por la seguridad que proporciona el Estado o el colectivo que pertenece al mismo, se impone el gregarismo estatal como dogma de fe.
La transformación y posterior asimilación del individuo por parte del Poder destruye por lo tanto la capacidad volitiva y creativa que hay en su interior y lo somete como herramienta del mismo Poder, ya sea como una pieza más del engranaje de la gran máquina o como parte de la estructura que conforma el Poder como institución del aparato de dominación que organiza la sociedad y define el derecho.