Traducir poesía es prácticamente imposible. La lengua poética juega con el ritmo, la sonoridad y el significado. A lo más que puede aspirar el traductor es a dar una versión fiel del significado. En cambio, le resultará imposible respetar el ritmo y la sonoridad. Si se trata de un idioma cercano, como traducir del portugués o del italiano al castellano, todavía puede intentar conservar algo del ritmo y la sonoridad del idioma original, pero cuando se trata de un idioma más alejado…
Traducir poesía china al castellano es imposible. Lo más a lo que puede aspirar el traductor es a que le quede una prosa poética más o menos legible que transmita el mensaje del poema original. Para empezar, el chino y el castellano no tienen nada en común. El chino clásico se compone básicamente de monosílabos; en el castellano la palabra promedio es trisilábica. El chino clásico tenía cinco tonos; el castellano carece de tonos y en cambio tiene un acento de intensidad que suena como una bomba que estallase dentro de la palabra y que el chino desconoce. El chino tiene cantidad de fonemas de los que carece el castellano, mientras que el castellano tiene combinaciones de sonidos imposibles en chino, donde todas las sílabas son o CV o CVC y aun en éstas segundas sólo hay dos consonantes (la “n” y la “ng” que puedan ocupar la última posición). Para colmo, el chino puede jugar con su grafía de formas que el castellano no puede. Por ejemplo, puede colocar varias palabras que utilicen el calificador de “agua” para transmitir la idea de flujo.
Por si la diferencia entre los dos idiomas no fuese bastante, la poesía china se caracteriza por su gusto por la elipsis que viene a complicar las cosas. Existe un poema de Li Shang-yin que la singapureña Li Lienfung ha traducido de la siguiente manera (yo la traduzco a ella del inglés, pero aseguro que he sido completamente fiel a su traducción):
“Hacia el final de la tarde, mi estado de ánimo todavía no es alegre. Conduzco un carro arriba a la montaña donde el antiguo templo se levanta en la meseta.El sol poniente está infinitamente hermoso en su gloria,sólo que se está acercando la tristeza del ocaso.”
C.G. Moral lo traduce al español de la siguiente manera:
“Al atardecer me invade el aburrimientoy conduzco el carro hacia la antigua pradera.¡Qué deslumbrante es ver el sol en poniente!¡Lástima que decaiga con tanta prontitud!”
¿Y qué dice el poema original para que los traductores tengan que poner tanto de su propia cosecha? El poema original dice:
“Hacia tarde espíritu no agradableconducir carro subir antiguo llanura sol poniente ilimitado bonitosolamente ser próximo crepúsculo sombrío”
Para que apreciemos la dificultad del traductor, hay que señalar lo siguiente: 1) El verbo chino no distingue tiempo ni persona y dado que rara vez los autores colocan pronombres, es el traductor quien los tiene que inferir; 2) En chino no hay sufijos ni prefijos que indiquen que una palabra es un verbo, un nombre o un adjetivo. Por ejemplo, la palabra “gĕi” según el contexto puede ser el verbo “dar” o la preposición “para”; 3) La riqueza semántica de las palabras chinas puede abrumar a cualquier traductor de corazón débil. La tercera palabra del poema la he traducido como “espíritu”, Li Lienfung la traduce como “estado de ánimo” (“mood” en inglés) y C.G. Moral la convierte, uniéndola a la siguiente palabra, en “me invade el aburrimiento”. Pues bien, según el diccionario chino-español que he manejado, esa palabra puede significar: “significado, sentido, intención, deseo, idea, imaginación, espíritu, voluntad, temperamento, emoción, conciencia, tendencia y aspiración”; 4) Igual que los poetas chinos rara vez indican los pronombres, tampoco se prodigan mucho con las preposiciones.
No puedo transcribir los ideogramas con los que está escrito el poema, pero sí que puedo aportar la transcripción en pinyin para dar una idea de cómo sonaría:
“xiàng wăn yì bú shìqū chē dēng gŭ yuánxī yáng wú xiàn hăozhĭ shì jìn huáng hūn”
Bueno, así es como suena en el mandarín actual. Cuando Li shang-yin escribió el poema, el chino clásico tenía un quinto tono que ya no existe en la lengua estándar contemporánea.
Para rematar, los poemas chinos clásicos están llenos de referencias a hechos históricos, a anécdotas, a accidentes geográficos… Parte de la gracia que tenía el poema para el lector era descubrir esas claves. El lector contemporáneo está tan alejado de aquella cultura que la única manera de que no se le escapen las claves es mediante numerosas notas a pie de página.
Un ejemplo es este poema político de Ch’ao Yueh Chih (1059-1129):
“Mil puertas y ventanas se abren en el palacioel Tercer Hijo está borracho y da un puntapié a la pelotaChiu-ling está demasiado viejo y Han Hsiu está muertoya no se presentan memoriales por la mañana”
Para entender el poema, hay que saber que el Tercer Hijo al que se refiere es el emperador Xuan Zong (685-762), quien al final de su reinado se entregó a la molicie, provocando el inicio del declive de la dinastía T’ang. Chang Chiu-ling y Han Hsiu eran dos de sus ministros, que le presentaban memoriales para que se enmendase y a los que acabó despidiendo. Y todos estos rodeos eran para darle un capón al emperador Hui-tsung, que estaba descuidando los asuntos de gobierno igual que Xuan Zong.
Puede que se entienda que uno tiene que hablar en clave cuando toca asuntos políticos. Ya se entiende menos cuando uno trata de asuntos más mundanos. Tomemos el siguiente poema de Ling-hu Ch’u:
“La canción de la oropéndola se ha ido de mi jardínlas mariposas bailan en la puerta elevadahe visto cómo pasaba otra primaverasin ver tu carruaje con el martín pescador”
¿Parece un poema sin mucha complicación? Pues sí que tiene su miga. Para empezar, quien habla es una concubina (una mariposa) a la que el Emperador (la oropéndola) ya no presta atención. La mención a la puerta elevada alude al palacio al que el Emperador Wu, 900 años antes, había enviado a una concubina de la que se cansó. La concubina pagó a un poeta cien kilos de oro para que escribiera una oda en su favor. El gesto emocionó tanto al Emperador que le devolvió el favor. El carruaje con el Martín pescador es el carruaje en el que se desplaza el Emperador.
¿A que resulta complicado traducir poesía china?