Trafalgar – Navío Argonauta – MARINA ESPAÑOLA

Publicado el 16 junio 2020 por Rmartin


Fue construido por Retamosa, con los planos perfeccionados de Romero Landa, dando lugar a uno de los mejores navíos de Europa, junto a su gemelo "Neptuno". Fue encuadrado en la escuadra de El Ferrol.

En 1799, al mando de don Juan Herrera Dávila, partió junto a otros cuatro navíos desde el Ferrol con destino a Roquefort, para allí unirse a una escuadra francesa y apoyar a los sublevados de Irlanda. Pero cuando llegaron al puerto francés, no había ninguna escuadra francesa preparada. Tras un infructuoso ataque inglés, recibe órdenes para unirse a la escuadra combinada de Bruix y Mazarredoen Brest, pero al percatarse de que la ciudad se hallaba bloqueada por 40 navíos ingleses, decidió irse a Ferrol de nuevo.

En 1800 formaba parte de la escuadra de Joaquín Moreno. En 1801 se encontraba en la rada de El Ferrol donde su tripulación y guarnición participó en la batalla de Brión. Ese mes de julio, está integrado en la escuadra de rescate de Moreno, en ayuda de las unidades francesas de Linois que habían participado en la batalla de Algeciras y que necesitaban salir de la bahía antes de que los ingleses regresaran. En el trayecto de regreso a Cádiz ocurrió el desastre del "San Hermenegildo" y "Real Carlos". El mes de octubre de ese mismo año, mandado por Justo Salcedo, realizó un crucero por Tierra Firme acompañando a la escuadra francesa que había salido de Algeciras.

En 1802 forma división junto al Príncipe, Reina Luisa y Bahama para llevar a Italia a los reyes de Parma, después realiza un viaje de Cádiz a Veracruz, regresando a Cádiz.

El 15 de enero de 1805 entró en dique en Cádiz, terminado su aprestamiento se incorpora a la escuadra que, junto a la francesa mandada por Villeneuve, se dirige a la Martinica, siendo el navío insignia del Teniente General Gravina, siendo el capitán de bandera Rafael Hore. El 8 de junio, la escuadra combinada se encuentra al oeste de Barbados, es cuando dos fragatas de observación francesas divisan un convoy británico de 16 velas que demoraba a la escuadra por el norte; Villeneuve izó señal de caza general. Emprendiose esta inmediatamente, con tan buen éxito, que a las 17:00, las dos fragatas y el Argonauta, hicieron atravesar y marinar a todos los buques, excepto uno que, debido a su posición, consiguió escapar de la suerte corrida por sus compañeros. Este convoy, cargado de azúcar, café, algodón, ron y otros productos coloniales, había salido de la Antigua para Barbados. A continuación, la escuadra combinada parte a aguas europeas. Durante la maniobra, el navío francés Formidable aborda al Argonauta, causándole graves daños en el bauprés y parte de la proa. A pesar de que Villeneuve dijo a Gravinaque la escuadra iría al andar del Argonauta averiado, el general español le contestó que por ellos no se iba a retrasar la escuadra. Gracias a la intervención del primer Contramaestre de la Escuadra, don Miguel García, el Maestro Mayor de carpinteros, don José María Santana, y su equipo, se consiguió reparar suficientemente el destrozo, tras ocho horas de arduo trabajo.

El 5 julio de 1805 participa destacadamente en el combate de Finisterre, donde es el primer navío en la línea de combate. En el combate le desarbolaron el palo de mesana y el bauprés. Destrozado el codaste y la tajamar, que ya tenía dañada del viaje. Sufrió seis muertos y cinco heridos, llegando a Vigo con sesenta y cinco enfermos.

En el combate de Trafalgar formaba parte de la escuadra de observación de Gravinay gracias a sus extraordinarias propiedades como velero, salió de la línea, ciñendo el viento en contra de los navíos británicos que se aproximaban, siendo por tanto el primer buque rendido, al enfrentarse sólo a todos los navíos que iban pasando. Tras ser herido el propio Comandante Antonio Pareja, fue capturado hundiéndose el día 30 siguiente, al ser incendiado por los ingleses para evitar su represa. La intervención del Argonauta fue los navíos que más impresión causó a los mandos ingleses.

Fuentes utilizadas: Todoababor y WikipediA

Por Ramón Martín