Había varios medios de comunicación informando en directo y en el preciso momento en el que yo me encontraba anunciaron que el negociador no podía más y la policía o mejor dicho las GOES Grupos de Operaciones especiales de la policía se preparaban para actuar. La familia del protagonista del incidente le había instado a arrojar su alocada cometida y los negociadores lo habían intentado todo y es que el señor en cuestión quería ver a su expareja con la que había montado el bar en el que estaba atrincherado, la relación había concluido. Se indicaba que su exnovia le debía unos 50 mil euros pero posteriormente se ha descubierto que no era verdad, ni siquiera exigía nada solamente verla a ella. Al tener un arma no se le permitió y cuando los GOES entraron él se suicidó, el disparo y el sonido de la bala fueron impactantes. Tenía 63 años. La vida de una persona, algo tan valioso se la arrancó ahí mismo, como si de una película de acción se tratara ante la llegada de la policía, mientras los medios de comunicación informaban, los curiosos miraran atónitos y su charla con el negociador resultara infructuosa, 20 horas atrincherado, 63 años de vida tirados a la basura en un preciso instante. La tragedia se mascó en Zaragoza. En el Casco histórico, en la zona conocida como El Gancho
Así de cruda y dura puede ser la realidad a veces. Mientras uno se dispone a comprar algo porque tiene calor otros están tan desesperados que acaban con su vida y ponen a un barrio entero y una ciudad como Zaragoza en vilo.