Al menos 40 personas han muerto y más de 70.000 fueron damnificadas por las fuertes lluvias que produjeron grandes inundaciones en los estados de Espirito Santo y Minas Gerais, al sudeste de Brasil.
Las autoridades calificaron a las devastadoras inundaciones como una de las peores registradas en los
últimos 90 años. Aprovechando que este viernes por la mañana cesaron las lluvias, el Ejército distribuyó comida, agua caliente y medicamentos en las zonas donde miles de personas quedaron aisladas por el agua y los desplazamientos de tierras.
"Vamos a tener reconstruir el estado", declaró el gobernador de Espirito Santo, Renato Casagrande, cuando se refirió a la extensión del daño en puentes y autovías.
En tanto, la presidenta Dilma Rousseff volvió de sus vacaciones para asistir a los lugares afectados y se comprometió a destinar millones de dólares para las labores de reconstrucción.