Tragos literarios: El último verano en Klingsor

Publicado el 06 diciembre 2015 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

Conocerte es uno de los viajes más asombrosos que puedes hacer en vida, muchos no se atreven y no porque sea peligroso, sino más bien porque no es un viaje sencillo, es duro y a veces aterrador. Pero en el transcurso del camino te das cuenta que ha sido, es, y será el mejor viaje que te hayas atrevido a hacer. Tal vez por eso me encanta leer a Hermann Hesse, quien entrega un panorama del mundo interno de cada uno de sus personajes, haciendo que uno mismo en varias ocasiones se refleje con ellos.

Este mes regresan los tragos literarios con una de las novelas de Hesse llamada “El último verano de Klingsor”. Esta novela nos describe los últimos meses de vida del pintor. Tal vez necesito leerla de nuevo para poder atrapar más de ella, ya que en su momento que tuve la oportunidad de leerla, siento que me falto conectar más con su lectura, pero logre capturar unas líneas que me agradaron bastante.

Disfruten sus tragos… ¡Salud!

Tragos Literarios presenta
a Hermann Hesse en:
“El último verano de Klingsor”

  • Durante el breve trayecto de la vida se puede gozar, se puede crear, pero siempre se canta una canción tras otra, nunca suena la sinfonía entera con los cientos de voces e instrumentos actuando simultáneamente.
  • Cuánto tiempo tiene que pasar hasta que uno se entera de las cosas.
  • La gran experiencia nunca llega sola, siempre le preceden pájaros precursores, siempre se adelantan mensajeros y heraldos.
  • Vivimos sólo de nuestros pobres, bellos y magníficos sentimientos, y cada sentimiento que lastimamos, es una estrella que apagamos.
  • Yo no sé si soy capaz de amar. Soy capaz de desearme y buscarme a mí mismo en otras personas, de escuchar el eco, de ansiar un espejo, soy capaz de ir tras placer, y todo esto puede parecer amor.
  • Pero nosotros vamos a mantener vivos nuestros sueños, porque sabemos qué dulce sabe el vino de la ilusión.
  • No me arrepentiré de ningún amor que haya sentido ni de ninguna torpeza o listeza en que por su causa haya incurrido.
  • Entonces se infiltró casi siempre por algún lugar del bosque, en una de las numerosas bodegas, y degusto el rico tinto, que casi nunca es bueno, pero ayuda a soportar la vida y provoca el sueño.
  • Qué fácil es la vida cuando se está sano.

Por Abinadí Hita

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