Tampoco es la primera vez que hacemos mención a dicha publicación mensual, que desde febrero de 1970 y durante casi tres décadas fue los ojos y oídos de los que crecimos con ella en el rock, mucho antes de que Internet y YouTube nos pusieran toda la información que queremos (y que no queremos también) al cómodo alcance de un click.
Desde entonces y por unos cuatro años la cita de honor con "Pelo" llegaba a la puerta de mi casa porque eran los tiempos, al menos en las ciudades provincianas, en que el "canillita" del barrio repartía a domicilio diarios y revistas por encargo. El mío tenía su diminuto kiosco en la esquina de Mendoza y 1º de Mayo, en Santa Fe capital, y acostumbraba a escribir el domicilio del destinatario en la parte superior izquierda de la contratapa. O sea que si algún poseedor actual de mis viejos números encuentra la leyenda "4 de enero 2333" en el sector indicado, pues dése por enterado que esa revista fue parte de MI colección!
Sin pérdida de tiempo: los números repetidos inmediatamente se convirtieron en tapiz de una de las paredes de mi pieza, confeccionado mediante el único collage que he hecho en mi vida y armado íntegramente en un bastidor de papel de diario fijado a la pared con chinches, sobre el que pegaba no sólo los posters de la revista, sino también muchas de sus fotos color y otras en blanco y negro de buen tamaño.
En 1978 nos mudamos y ciertamente no pude llevarme mi pared. A los 20 años ya entendía que no podía seguir estropeando paredes, por lo que los restos del collage -suerte que todo estaba pegado sobre papel de diario!- pasaron a decorar el reverso de la puerta de mi nuevo dormitorio y algunos de los posters sobrevivientes quedaron estampados en cuadros que construí con mis propias manos. Sin embargo, mi colección de "Pelo" y "Expreso" siguió creciendo por otros dos años más. Tanto que hasta las tenía organizadas por tandas numeradas en carpetas prolijamente diseñadas.
La convergencia de varios hechos me llevó pues a un objetivo: sacar partido de mi profusa biblioteca rockera con un fin definido, clasificar el material, investigarlo, reordenarlo y darle un formato escrito. Es más o menos lo que en términos académicos se resume en una corta palabra: tesis. Sin saberlo, sin ser por entonces estudiante de nivel superior ni por ende conocer la dimensión de dicho vocablo -es más, ya me había iniciado en el mundillo laboral- dí origen a lo que bien podría considerarse un trabajo de tesis cuando "Obertura para Melómanos Elegidos" quedó lista en 1982. Sin "Pelo" y sin "Expreso", la "Obertura" y, naturalmente, el propósito subyacente de este blog jamás se habrían materializado.
Hoy, después de 30 años, uno pondera y pone en la balanza el mérito de "Pelo". ¿Qué la hacía tan especial?
Por un lado, "Pelo" era la ventana que nos permitía observar ese "otro mundo" que se desplegaba en el hemisferio norte, escenario invariable de todos los grupos progresivos que llevábamos bajo la piel. En pleno reinado de Internet, ahora caemos en la cuenta que la gran mayoría de las notas dedicadas a estas bandas internacionales vírgenes en el Cono Sur no eran más que traducciones, no siempre fieles, de artículos aparecidos en populares periódicos ingleses como el Melody Maker. Todo el material gráfico, incluyendo los posters, también era reproducido con permiso a partir de aquellas prestigiosas publicaciones.
Sin embargo, el plato fuerte de "Pelo", componente que la vuelve un documento irreemplazable, era su material sobre el rock argentino. Hasta donde conozco, no existe otro archivo similar que atesore, desde el inicio de su época dorada en 1970, el impresionante patrimonio del rock nacional que puede alardear "Pelo". Era material autóctono, tanto periodístico como gráfico, capturado "en caliente", plagado de notas exclusivas y escrito en un único idioma. Y para muchos de nosotros viviendo en el interior, ese material también era una ventana que nos permitía mirar lo que ocurría en Buenos Aires y, en menor medida, en las grandes ciudades como Rosario, Córdoba, Mar del Plata, La Plata y Mendoza, que concentraban el itinerario de las bandas en gira nacional.
Pero fundamentalmente "Pelo" es una época, una instantánea más del vasto celuloide de esa vida que nos tocó en gracia a algunos de nosotros. Forma parte de ella... y por eso mismo no puede estar ausente en "Bitácora Progresiva".
Y hoy, cuando me encuentro re-capturando viejos números por medio de vendedores en Internet, he vuelto a percibir ese aroma particular que brotaba de las páginas de "Pelo". Y porque hay mucho que revivir y compartir, "Bitácora Progresiva" inaugura la nueva sección "Traído de los Pelos", donde regularmente vamos a reseñar y/o reproducir una pequeña parte de ese ya nostálgico material que desde el papel se resiste al embate del tiempo y las nuevas tecnologías.