Mientras espero para acceder al andén de la Estación de Atocha, llega un legionario vestido con su uniforme de paseo, incluyendo abertura de camisa y gafas de aviador, no de espejo, pero casi (eso debe prohibirlo la ordenanza correspondiente). Calculo que habrá pasado ya la cincuentena, lleva una barba cerrada pero de estreno, por todo equipaje acarrea una bolsa de plástico de contenido incierto, unas irredentas ansias de fumar, y en las mejillas los deltas sanguíneos que el alcohol hace desembocar en la epidermis.
Mientras espero para acceder al andén de la Estación de Atocha, llega un legionario vestido con su uniforme de paseo, incluyendo abertura de camisa y gafas de aviador, no de espejo, pero casi (eso debe prohibirlo la ordenanza correspondiente). Calculo que habrá pasado ya la cincuentena, lleva una barba cerrada pero de estreno, por todo equipaje acarrea una bolsa de plástico de contenido incierto, unas irredentas ansias de fumar, y en las mejillas los deltas sanguíneos que el alcohol hace desembocar en la epidermis.