Como en un “vibrator 2000″ una de esas máquinas que anuncian para adelgazar a base de vibracines he llegado a Bundi. No satisfecho con el bus nocturno de Mumbai a Udaipur, voy y repito azaña con uno de Udaipur a Bundi, pero en este caso el bus vibraba tanto que no podías escuchar al que hablaba a tu lado. La mejor parte, que llegué a Bundi a las 4:45 de la madrugada, y la ciudad estaba desierta, como es lógico a esas horas. La única imagen al bajarme del bus, en el que yo era el único extrangero, era de una hogerita para algún indigente y poco más.
Una ciudad sin luz, y un rickshaw que me llevo hasta mi guesthouse. Una pequeña casa de brahamnes con unas habitaciones sencillas y bartas, pero se nota que de mucho más nivel que de donde vengo. En este caso, habitación con baño 200Rs (3,2€) y agua caliente! Una novedad desde que salí de Mumbai!
Las calles de Bundi a las 4am
Este pueblo es encantador. Venía de paso y ya he decidido quedarme varios días porque se respira una paz asombrosa. Es un pueblo de casa azules donde la amabilidad de la gente supera con creces lo que hasta ahora había experimentado (que no es poco). Pero creo que el simple hecho de quedarme varios días aquí demuestra que este sitio ofrece algo especial.
La gente de Bundi
Así como el hostal de Udaipur no lo recomendaría especialmente, seguro que hay varios por el estilo en esa gran ciudad. Si que insistiría para quien pase por Bundi, se quedase en Haveli Prince Hotel (a Family Guest house & family food restaurant) porque es eso, una casa familiar donde la madre cocina Panjit, el hijo, te atiende como si la vida les fuera en ello, con una sonrisa en la cara constante incluso a las 5 de la mañana. Donde se desayuna un Cha (te caliente con leche) en el salón con ellos y la vida se hace en familia. Desde luego se respira algo muy distinto en Bundi.