Revista Cine

Transformers 4: La era de la extinción… de cualquier posibilidad a algo mejor

Publicado el 01 julio 2014 por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

Hay una escena al final que se me hizo demasiado cómica, en donde Optimus Prime deja libre a los nuevos Dinobots para que recorran los grandes y bastos territorios de China. No se si eso lo hizo con la intención de reducir la población o es el nuevo método del Partido Comunista para distraer a su gente, el chiste es que como esa escena, hay muchas otras en donde en vez de sentirme ofendido, no me queda otra más que reírme a carcajadas.

Ya a estas alturas con cuatro películas a cuestas, nada de Transformers me puede sorprender. Mientras otras secuelas se esfuerzan por explorar a sus personajes con nuevos conflictos, aquí seguimos con el mismo grupo de seres cibernéticos que por lo visto jamás tendrán un objetivo claro o destino que los lleve a su final feliz. Primero era el luchar contra los , luego un tal Fallen, después ruinas en el lado oscuro de la Luna y ahora son perseguidos por la humanidad porque contribuyeron a la destrucción de la ciudad de Chicago. Por lo visto mejor darse un tiro en la ‘Gran Chispa’ para acabar de una vez por todas con tanta desgracia.

Optimus

Todo inicia con los nuevos protagonistas de carne y hueso que serán objeto de mil y un explosiones: ya sea por los lados, arriba, abajo, volando, hincados, corriendo o dentro de un auto; estos humanos del patriótico estado norteamericano de Texas, tienen la fortuna de encontrar al mítico Optimus Prime que les brindará la alegría y emoción que sus vidas necesitaban. Y no se preocupen por los primeros 20 minutos de supuesto drama entre Cade Yeager (Mark Wahlberg) y su hija Tessa (Nicola Peltz), sobre algo como falta de dinero, novios e ingresos a la escuela; todo es un intento inútil de comedia, además de supuestamente crear un vinculo con los protagonistas.

Nunca he llegado a entender porque la necesidad de personajes humanos cuando el título de la película es ‘TRANSFORMERS’. Es cierto, estamos en el planeta Tierra por lo tanto debe de haber interacción con la población nativa, pero no al grado de dedicarle tanto tiempo a la molestia que nos generan estos extraterrestres. Al principio lo entendía porque estaba la influencia de Spielberg, y lo reflejaba con su visión de un adolescente con un automóvil que se transforma en un gigante; pero después esto se volvió en una aberración llegando a ser el show de Shia LaBeouf, su bella acompañante y chatarra que habla.

No puedo negar que tenía un poco de optimismo cuando se anunció una nueva trilogía con nuevos protagonistas y en esos tiempos de desarrollo del proyecto, hasta parecía que con un nuevo director. Por fin podíamos ver otra versión alejada de los vicios que comete Michael Bay, un libreto con más interés y hasta se puede decir que con algo de ciencia ficción. Pues nada de eso fue posible, quizás en una de esas meditaciones en el retrete el Sr. Bay se dio cuenta que no había proyecto que logrará generar tan millonarias ganancias o que su talento sea apreciado por un público y no por la crítica que escupe veneno.

Lo peor es que Michael Bay ya ni tan siquiera intenta hacer algo nuevo, continua con un tremendo abuso de los efectos visuales y explosiones hasta donde no deberían de existir. El uso extensivo de pirotecnia ponen en vergüenza a varias ceremonias de apertura olímpicas. Este supuesto éxito que ha tenido con ‘Transformers’ le hace creer que es digno de admiración y continua hasta con más razón haciendo lo mismo de siempre.

Bayexplosions

Seguimos con esa terquedad de mantener un exorbitante tiempo de duración de más de dos horas y media, cuando no se tiene lo suficiente para justificarlo. Es doloroso y hasta cansado ver una de estas películas que te hacen reclamar un intermedio o de plano salir a respirar aire fresco. Y no se trata de ‘trolear’ o quejarse por quejarse. No es posible disfrutar algo que no tiene contenido y que se extiende hasta el punto del agotamiento. Son las mismas interminables persecuciones en autos, a pie y ahora hasta en medio de un tubo metálico; la misma interminables batallas por un objeto que sepa que chingados hace; la misma justificación de que el pasado hubo interferencia extraterrestre que ahora amenaza al planeta.

El mayor pecado es que esta repleto de conspiraciones secretas, negocios ilegales, corrupción gubernamental y drama familiar; de todo menos de ‘Transformers’. En cuatro películas este grupo de refugiados no logran ni tan siquiera llenar la mitad de una película con diálogos. Siguen con sus personalidades dictadas por la marca de vehículos Chevrolet y no por motivaciones dignas de interés. Tanto desperdicio de dinero y hasta de talento, porque hay que aceptar que existe algo de talento en hacer realidad esos gigantes mecánicos.

Respecto a los actores humanos, ¿qué les puedo decir? Mark Wahlberg se ha vuelto la versión económica del héroe multiusos que se dedica a sobrevivir cada minuto que esta en pantalla, su participación es intercambiable sin requerir nada en especial , al igual que el nuevo atractivo visual de su ficticia hija quien no puede estar cinco minutos sin correr algún peligro. La tristeza se convierte en depresión cuando dos actores reconocidos como Stanley Tucci y Kelsey Grammer tienen que ser expuestos a tan horrible material y es donde la maestría nada sutil de Michael Bay sale a relucir con exageradas escenas que ponen en duda si son los mismos actores que tanto queremos.

Es así que llegamos al patético atractivo que son los llamados Dinobots y debo de advertir que deben de tener paciencia porque estos hacen su aparición en los últimos 15 minutos. Y me pregunto yo: ¿cómo será esta misteriosa y milenaria especie de guerrero? ¿Acaso con personalidad? Suficiente decir que una lagartija sacando la lengua logra mayor simpatía que un Dinobot actuando como un perro demente.

Joshua-Joyce

La amenaza de una secuela no es una posibilidad, si no una realidad. Con un supuesto misterio respecto a los orígenes de estas máquinas con alma es como se pretende llegar a una quinta película, haciéndome recordar el final de ‘Prometeo’. El mayor insulto no es el querer continuar la saga, más bien que todo este genocidio de cybertronianos se pudiera haber evitado desde un principio si Optimus hubiera tomado sus maletas y largado del planeta. Este es uno de los tanto ejemplos de contradicciones que el detestable libreto de Ehren Kruger saca a relucir, como el hecho que Optimus tenga que reunirse con los Autobots para sanar sus heridas y antes de llegar a su destino solo analice un camión para rejuvenecerse.

Entiendo la necesidad de entretenimiento sin complicaciones, en donde con solo ver Transformers es suficiente. No hay necesidad de romperse la cabeza tratando de entender la trama, cuando con simples explosiones puedes obtener la adrenalina que tanto deseas. Lo que no comprendo es por qué pagar una y otra vez para ver lo mismo cuando tienes tres películas a cuestas que sustituyen lo que acabas de ver. Diría que me están dando algo mejor que en la pasada entrega, pero eso no sucede. Por su limitada aparición, el supuesto atractivo de los Dinobots resulta más decepcionantes que los nombrados Decepticons.

dINOBOT

Quizás lo que diga la crítica especializada es inútil porque la gente ya ha hablado con millones de dólares en taquilla. Por lo visto siguen queriendo los mismos estúpidos robots luchando interminablemente, en donde los humanos sirven como ratones espantados, sin importar que el libreto sea un asco, el director haga explotar absolutamente todo y sus personajes estén llenos de estereotipo.

En lo que a mi respecta, yo solo estoy aquí para testificar que seguimos en las mismas. No voy a pretender cambiar gustos, ni tan siquiera hacer leña del árbol caído. Ahora si que la aceptación es lo más saludable ante un monstruo que no promete cambiar. Hay de ustedes si deciden darle otra oportunidad.


Volver a la Portada de Logo Paperblog