Transnistria, el país que no existe. viaje a ucrania, día 4

Por Trotaburgos @trotaburgos

Que sorpresa me he llevado al despertar y ver un regalo, que será!!! al abrir veo que es una camiseta con nuestro logo, guauuuu!!!!!!! Me he emocionado mucho al verlo, pues no me lo esperaba. Y Beatriz se ha hecho otra igual, jeje. Que callado se lo tenía... Sorpresas de cumple, detallazo!!!!!!!. Además el día perfecto para estrenarlas, yendo a un país que no existe, Transnistria.

Hoy no tenemos tanta prisa y nos quedamos un poco más en la cama. Nos levantamos a las 8:30 horas. Preparamos las mochilas pequeñas, pues las grandes se quedan aquí hasta mañana que volvamos de Transnistria. Nos preparamos unos cafés con leche y unas galletas. La leche sabe a leche, casi toda la leche que venden en los supermercados es en bolsa. Los que tenemos algunos años nos acordamos de cuando en España era lo habitual. Esa, que al beberla te deja los labios blancos...

La señora nos escribe en ucraniano en un papel para pedir los billetes de tren a Lviv. Nos despedimos de ella hasta mañana, cogemos las mochilas y salimos a la Avda. Bielinskoho Street.

Esperamos en la parada del tranvía un par de minutos y enseguida llega el N° 28, que nos lleva hasta la estación de trenes. Pagamos 3 Grivnas cada uno.

Nos bajamos enfrente del Mc Donald's y cruzamos los pasos subterráneos hasta la estación. Comentar que todas las avenidas tienen pasos subterráneos para pasar de un lado a otro. Y debajo muchas tiendas de todo tipo, accesorios para el móvil, perfumerías, floristerías, pequeños bares para tomar café, etc.

INFORMACIÓN PARA LOS FUMADORES

Hay muchos puntos de venta de tabaco por todas partes, también tienen tabaco de liar. Es muy barato y la gente en general fuma mucho. Hay muchas tiendas para los vapeadores. En los interiores está prohibido fumar como en España.

Entramos en la Estación de Trenes y enseñamos el papel a la señora de un mostrador. Con cara de pocos amigos nos indica por donde ir hasta otra ventanilla. Parece fácil, pero cuando todo está en cirílico y no sabes que puerta abrir, solo queda ir probando. Al final damos con una sala donde hay un par de ventanillas con 2 señoras. Enseñamos de nuevo el papel a una de ellas y nos dice en un inglés muy básico que no hay billetes para pasado mañana, día 21 septiembre, que hay 3 trenes y todos están llenos. La preguntamos si al día siguiente hay y parece que la costase mirar. Ella sigue repitiendo que el día 21 no hay. Al final mira y tenemos billetes en segunda clase por la noche, genial. Justo lo que queríamos, lastima no ser un día antes. El tren sale a las 22:30 horas y llegaremos a Lviv a las 08:26 horas. Nos cuesta 636 UAH cada billete. Tendremos que corroborar los horarios mañana con la señora por si acaso. Es muy complicado leerlo y más, saber interpretarlo sin saber cirílico.

Con la tarea hecha nos acercamos hasta la Iglesia de Elijahs que se ve desde la plaza, a la derecha del Monasterio de San Pantaleon. Cuesta hacer una foto del exterior, los árboles la tapan.

Entramos, es pequeñita. Como siempre vemos mujeres limpiando, cambiando velas o barriendo. En las iglesias ortodoxas no hay bancos. Los fieles entran, se acercan a cuadros y otros elementos religiosos. Los tocan, rezan, y así van pasando por varios y se van. Vemos también a un cura haciendo anotaciones en un cuaderno y a otras señoras vendiendo objetos religiosos en la entrada. Ni mención de hacer una foto, porque no les gusta. Solo una con el móvil a la entrada.

Salimos y vamos a la Estación de Autobuses que está al lado de la de trenes. Nos hacemos una foto junto al cartel de Amo Odessa, tan de moda en cualquier ciudad del mundo.

Entramos en una panadería para comprar pan para hacernos más tarde unos bocatas. Tienen cosas muy ricas ya preparadas, como pequeñas empanadas o pizzas de verdura y.... vete a saber que más. Nosotros compramos 2 panes redondos grandes por 22 grivnas.

Quedan 20 minutos para las 13:00 horas y entramos en la estación para buscar nuestro autobús. Preguntamos a uno y no tiene ni idea y además pasa de nosotros. Otro conductor nos señala hacia otra parte de la estación. Una vez en el otro lado, otro nos indica un autobús. Nos acercamos a ese y nos indica el de al lado. Y este último nos señala otro que por fin es el nuestro. Realmente no es un autobús, sino una Marshrutka (furgoneta). Que poco colaborativos son, madre mía!!!!!

Es una furgoneta Mercedes Sprinter con 19 plazas. Solo vamos la mitad de pasajeros.

A las 13:00 horas en punto nos ponemos en marcha. Tardamos un ratito en salir de la ciudad por los atascos que hay. Unos 90 kilómetros hay hasta Tiraspol, la capital de Transnistria y antigua capital de Moldavia antes de su independencia. La carretera es bastante mala y vamos botando.

TRANSNISTRIA

En Europa hay 4 estados que no están admitidos por la ONU. Nagorno - Karabaj en Azerbaiyán, Osetia de Sur y Abjasia en Georgia y Transnistria en Moldavia. Cada uno de ellos tiene plena soberanía política, económica, social y militar.

Transnistria se sitúa al este del río Dniéster, entre Moldavia y Ucrania. La capital del país es Tiraspol y tiene unos 160.000 habitantes.

La República separatista de Transnistria no figura en el mapa, ni es conocida por la mayoría de los habitantes del mundo. Se trata de una nación que se quedó en el tiempo y que sigue rindiéndole tributo a Lenin.
Después de la Revolución Rusa, el territorio pasa a formar parte de una Región Autónoma Moldava, dentro del territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania. Durante la Segunda Guerra Mundial, Transnistria es anexionada a Rumanía.

Cuando Alemania y sus aliados pierden la Segunda Guerra Mundial, Transnistria pasa a formar parte de la República Socialista Soviética de Moldavia, junto con lo que actualmente conocemos como el estado de Moldavia.

Con el colapso de la Unión Soviética, Moldavia se convierte en estado y acaba desembocando en una Guerra Civil en 1992, que ganan los separatistas con la ayuda de Rusia. Un referéndum en 2006, acaba por certificar la independencia del país con más de un 97% de los votos a favor de ella.

Desde entonces, Transnistria se convierte en un territorio plenamente soberano, que emite su propia moneda (el rublo transnistrio), donde sus habitantes tienen pasaporte transnistrio. Las donaciones de Moscú son, indispensables para el funcionamiento nacional. Parece ser que en en 2011 Transnistria recibió en subsidios directos de Rusia 800 millones de dólares.

Transnistria es una república con un régimen presidencialista que también cuenta con un Parlamento unicameral, conocido en los primeros años de independencia como sóviet supremo. Hoy está formado por diversos partidos multipartidista con un presidente que es elegido por sufragio universal cada cinco años.

CONTROL DE FRONTERAS

Hemos llegado al primer control, la frontera de Ucrania, a las 14:30 horas. Paramos y sube un militar a recoger los pasaportes. Mira las fotos a conciencia y las caras. Se los lleva y tarda un rato. Nos ponemos en marcha hasta el siguiente control, la frontera de Transnistria.

Atravesamos el Río Dniester que hace de frontera natural entre los dos países, Ucrania y Moldavia. Vemos gente cruzando la frontera andando.

Lo mismo en el control de Transnistria, solo que aquí hacen bajar a un chico y miran las maletas de otra chica. Nos dan un papel que tenemos que guardar y enseñar mañana cuando nos vayamos. Tenemos que irnos antes de las 00:49 horas, es decir 34 horas. Si perdemos el papel, no sabemos que puede pasar, ni queremos saberlo, jeje.

Todos los trámites han durado casi 45 min. aproximadamente. Más sencillo de lo que pensábamos. Hasta hace poco no se podía estar más de 10 horas en su territorio sin más tramitación y en caso de hacer noche te pedían el nombre del hotel para tenerte controlado. Hoy parece que les interesa el turismo y han abierto la mano. Ya no parece que haya sobornos, al menos a los turistas.

Ponemos rumbo a Tiraspol. Acabamos de entrar a uno de los sitios más remotos y extraños de Europa.

Paramos nada más entrar en Transnistria unos minutos, la gente aprovecha para ir al baño. La pequeña Bárbara, que viaja con su madre, se hace muy amiga nuestra y nos posa para que la hagamos una foto.

Las rectas son interminables, todo llanura. Las carreteras tienen tres carriles. Uno de ida, otro de vuelta y el del medio para adelantar en ambos sentidos. Una cosa muy curiosa. Está algo mejor que el tramo de carretera en Ucrania y tiene pintadas las lineas en el asfalto.

En casi media hora entramos en Tiraspol. Las primeras construcciones que vemos de la ciudad es una avenida con varios chalets.

Una vez más con la app maps.me (parece que nos llevamos comisión jeje, pero no) sabemos en todo momento donde estamos. Y por ella sabemos que el hostel lo tenemos muy cerca de la estación de autobuses. Llegamos a las 15:45 horas.

La estación de trenes y autobuses están juntas. Lo primero cambiar dinero, vemos una oficina donde nos deja la furgoneta. No tenemos referencia del cambio así que no miramos más.

La moneda de Transnistria es el Rublo Transnistrio (PRB) y se divide en 100 kópeks. Hacemos el cambio a 18,65 PRB = 1 €. Parecen billetes del monopoli, tienen el mismo tamaño, no abultan nada.

Con dinero entramos a la estación para comprar los billetes para regresar mañana a Odessa de nuevo. Preguntamos en una taquilla y entendemos que solo venden billetes de tren. Un chico que habla algo inglés nos dice que tenemos que ir a la parte izquierda del edificio. Salimos y entramos por el lado izquierdo, vemos otra oficina de cambio, a 18,70 PRB.

Preguntamos en una ventanilla y gracias a Dios, la chica joven que nos atiende sabe inglés. Nos escribe en un papel los horarios, desde las 8 de la mañana hasta las 14:10 horas hay como 5 autobuses. Nosotros cogemos el último. Nos cuesta 59,80 PRB a cada uno.

ALOJAMIENTO

Salimos y caminamos hasta el hostel. Pasamos junto a un parque en el que hay una iglesia con el campanario separado como casi todas las iglesias ortodoxas.

Justo después del parque hay una oficina de turismo. Entramos y nos atiende una chica bastante borde. Nos da un mapa de Tiraspol con dibujitos de lo que hay que visitar, restaurantes, el Hostel al que vamos, etc. Se la nota, una chica con convicciones sobre su "país". El mapa está muy bien y es útil.

Poco después, enfrente vemos la licorería Kvint, primero la tienda y después la Bodega-fábrica. Fue fundada en 1897 y es la empresa comercial más antigua que todavía funciona en la región. Los lugareños consideran KVINT un tesoro nacional y un símbolo de su país. Su fábrica se muestra en el billete de 5 rublos de Transnistria. Es famosa sobre todo por su excelente brandy. KVINT es uno de los mayores exportadores de Transnistria a Italia y China, así como a Rusia y Ucrania. Su brandy ha ido al Vaticano y al espacio.

Vamos a buscar el alojamiento, en 5 min llegamos al portal. Se llama Lenin Street Hostel. Es el apartamento 58 y llamamos. Nadie nos abre, que hacemos? Después de llamar varias veces, aparece una vecina y nos abre.

Como curiosidad, nos han llamado poderosamente las puertas. Todas son blindadas y funcionan con imanes. Tanto aquí como en lo que hemos visto de Ucrania.

Subimos y después de llamar dos veces, nos abre una chica, que nos dice que no está el dueño. También hay un señor mayor que nos pregunta si somos españoles, porque el dueño le ha dicho que iban a llegar unos y que él llegará a las 16:00 horas. Vale, quedan 5 minutos. Mientras esperamos, vamos a comer. Nos preparamos un bocata de chorizo para los dos. Cuando estamos terminando, llega el dueño. Lo primero que nos dice es que nos tenemos que quitar los zapatos. Sin problema.

Se llama Dimitri y es ruso. Nos presentamos y nos enseña la habitación. Pagamos 339 rublos transnistrios. Nos pide 10€ de fianza por las llaves.

El apartamento está muy bien, todo nuevo y limpio. Nuestra habitación es grande y tiene una terraza muy chula. Se nota que Dimitri es un seguidor nato de Lenin, a parte de poner su nombre al Hostel, tiene alusiones por toda la casa. Nuestra habitación tiene un rincón con un teléfono antiguo, una calculadora antigua y varios cuadros y bustos de Lenin.

Mañana a las 8 es el desayuno, que está incluido. Tenemos que dejar la habitación a las 11. Terminado el trámite, salimos disparados, tenemos poco tiempo para verlo.

QUE VER EN TIRASPOL

A las 17:00 y con nuestra app fantástica, maps.me, vamos caminando hacía todo lo interesante que hay que ver en esta ciudad.

La calle principal se llama 25 de Octubre, fecha insigne de la Revolución Rusa de 1917. Es muy ancha y con edificios bastante feos de viviendas muy altos en contraste con otros modernos.

Lo primero que vamos a ver es la Catedral ortodoxa de la Natividad. Son realmente bonitas, con esas cúpulas doradas en forma de cebolla. Solo la vemos por fuera ya que está cerrada.

Enfrente hay un parque de grandes dimensiones, que atravesamos hasta llegar a una estatua inmensa de Alexander Suvorov, héroe ruso que luchó contra los turcos y polacos en el s. XVIII.

Seguimos caminando y nos topamos con una impresionante estatua de Lenin. Está delante del Parlamento. La estatua está encima de una columna muy alta. La verdad es que sorprende.

Cruzamos de acera y bajamos hasta el Río Dniester, donde han creado una playa artificial.

Cogemos arena, fotitos y nos vamos caminando hasta llegar a una gran plaza. Lo primero que se ve es una bonita capilla con su cúpula dorada, es la Capilla de Saint George.

A su lado un Tanque Soviético , que nos recuerda la guerra vivida.

Junto a todo esto, se encuentra el memorial a los que cayeron entre 1990 y 1992 y la llama eterna dedicada al soldado desconocido.

Muy cerca vemos el típico cartel de Amo Tiraspol y como no, nos hacemos una foto. Ironías del comunismo...

Decidimos volver y a medio camino paramos a comprar una cerveza, morimos de sed. Compramos una lata de la marca Kozel. Es muy suave, pero está fresquita.

Una vez saciada vamos hasta el edificio de la Ópera (nada que ver con el de Odessa). De camino vemos otra estatua de Lenin con la casa de los Soviets detrás. Un imponente edificio blanco con columnas que llama la atención.

En Transnistria, nada es lo que parece. Aunque lo disfrazan de comunista, casi no hemos visto nada, solo las estatuas de Lenin y algún pequeño reducto más. Cuesta ver coches de la época soviética y en cambio hemos visto mucho cochazo. La mayoría de edificios tienen color y hemos visto buenas casas. Existe la banca privada aunque no las cadenas mayoristas como Mc Donalds. Las calles están muy limpias y todo muy cuidado. Hay muchos parques verdes y al igual que en Ucrania están cuidados con mucho mimo.

Transnistria está cambiando rápidamente, ya no es lo que era hace 4 o 5 años. Desde que hace unos 7 años oí hablar por primera vez de este "país" y del que se vendía como el último reducto soviético de Europa, hoy ya no lo es. Aún así tiene su aquel. Ha sido una sensación extraña al cruzar la frontera y entrar en un lugar así. El Ministerio de Asuntos exteriores no recomienda en absoluto viajar a Transnistria por estar considerado un lugar en el que si te sucede algo, no puede actuar ningún país. Es como estar en el limbo, jeje y el camarada Lenin tampoco va a levantar la cabeza para ayudarte.

Y si de las chicas ucranianas ayer comentaba que eran muy guapas, creo que aquí aun lo son más.

Parece que ya se hace hora de cenar algo. Vemos un restaurante que se llama 7 Fridays. Entramos, pero como no tienen carta en inglés, nos vamos.

Empezamos a buscar algún restaurante más, pero no encontramos ninguno. Casi no hay restaurantes en Tiraspol, con lo cual, decidimos volver e intentar traducir con el traductor de google, gracias a la wifi del local. No nos funciona, pero como todo tiene foto, más o menos...

Pedimos espaguetis a la boloñesa y otros con marisco, con dos coca-colas. Pagamos 138 rublos transnistrios.

Toca descansar, se van acumulando los kilómetros caminados. Hoy escribiendo el blog desde un lugar que no existe y con un marco de película.