Hay transparencias que matan. Al menos en el mundo de la comunicación pública. Es decir, en el mundo del periodismo, la publicidad, la propaganda y la ficción. Sobre todo cuando estas formas de comunicación se intercambian como si todo fuera lo mismo.
Una transparecen que mata es la de las corporaciones e instituciones políticas que actúan como si tal transparencia consistiera en que nadie viera que son esas corporaciones e instituciones quienes dicen esto o aquello a la ciudadanía. Siempre se encuentran expertos o empleados o gentes dispuestas a vender su parecer (gentes sobrecogedoras), de modo que quienes realmente comunican resulten transparentes...
Escribo animado por coincidir la publicación de estos textos:
- La inteligente viñeta política de El Roto:
- El artículo de Manuel Cruz, Las opacidades de la transparencia
Atando cabos, se llega a considerar que hay transparencias que matan.
También hay que hacer matices, desde luego. Pero con este trazo de partida.