Tras la puerta de cristal

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Tenía diez años y estaba más asustado que nunca. Tras las puertas automáticas estaba la que sería a partir de ese momento su madre. La verdadera, aquella que le dio el negro de sus ojos y el castaño de su pelo, falleció años atrás en un accidente de coche. A su padre nunca lo conoció.

Su vida hasta ese momento era un cambio continuo de cama, de centro, de familia de acogida, de amigos… Sus dos lustros de vida le convertían en un niño demasiado “viejo”. Las familias interesadas en adoptar querían bebés, niños menos “problemáticos” que pudieran modelar desde el principio, sin cargas emocionales sobre sus espaldas… Querían niños de otros países y no nacionales, era más fácil y rápido.

Pablo ya se había acostumbrado a la interinidad de su vida, daba tumbos como los acróbatas de un circo y no  podía imaginar que otra vida era posible. Pero entonces llegó Mercedes, ella nunca quiso tener hijos, su profesión era su vida, y cuando los quiso ya no podía… Creía firmemente en que el tercer mundo alojado en las cloacas del primer mundo era mucho más cruel y mezquino…. Y por eso su primera opción fue ayudar a alguien de aquí, ni de China, ni de Senegal… Por eso un día decidió dar el paso, ese que le había llevado al otro lado de aquella puerta automática.

El vuelo acababa de aterrizar y pronto tras aquel muro aparecería Pablo. Mercedes también estaba; desde el momento que le enseñaron aquella foto. Mientras recordaba aquel momento la puerta se abrió y sus miradas se encontraron entre el tumulto… Para los dos aquel era el inicio de una nueva vida.