Tenía diez años y estaba más asustado que nunca. Tras las puertas automáticas estaba la que sería a partir de ese momento su madre. La verdadera, aquella que le dio el negro de sus ojos y el castaño de su pelo, falleció años atrás en un accidente de coche. A su padre nunca lo conoció.
Su vida hasta ese momento era un cambio continuo de cama, de centro, de familia de acogida, de amigos… Sus dos lustros de vida le convertían en un niño demasiado “viejo”. Las familias interesadas en adoptar querían bebés, niños menos “problemáticos” que pudieran modelar desde el principio, sin cargas emocionales sobre sus espaldas… Querían niños de otros países y no nacionales, era más fácil y rápido.
Pablo ya se había acostumbrado a la interinidad de su vida, dab
El vuelo acababa de aterrizar y pronto tras aquel muro aparecería Pablo. Mercedes también estaba; desde el momento que le enseñaron aquella foto. Mientras recordaba aquel momento la puerta se abrió y sus miradas se encontraron entre el tumulto… Para los dos aquel era el inicio de una nueva vida.