Pero sin dudas, si hay un lugar en el país donde mejor se pueda ver el paso de San Martín por estas tierras es en Mendoza, ya que pasó allí buena parte de su vida y donde, en la actualidad, se siguen realizando investigaciones acerca de su vida y obra, logrando con ello, mantener viva la llama de su eximia obra política.
Es por eso que cuando se visita la provincia su presencia se siente en cada uno de los rincones de la ciudad y en la blanca geografía recargada de alturas, picos y suelos peligrosos donde las faunas mas extrañas y el frío que aturde los sentidos pueden resultar letales para cualquier ser humano que no posea cualidades de superhéroe.
Aquí van cinco ejemplos de esa inolvidable presencia que el prócer ejerce en el inconciente colectivo del pueblo mendocino:
En el Museo Histórico del Pasado Cuyano ubicado en el centro de la Ciudad de Mendoza pueden apreciarse estas dos piezas más que importantes en la vida del General San Martín. Una de ellas es el libro con las crónicas del cruce de los Andes escritas a mano por uno de sus ayudantes y transcriptas cuarenta años después por unas sobrinas de ese ayudante, ya que el original se encontraba en un estado lamentabe debido a las inclemencias del clima y el poco cuidado que le dieron, quizás por la calidad de nómade del ejército.
La otra pieza de valor lo constituye este binomio artístico de mural gigantesco donde aparece San Martín retratado un tiempo después de haber llevado a cabo el magnífico cruce de los Andes. Véase que desde la ventana a sus espaldas y, en perspectiva, puede apreciarse una escena que evoca ese momento. Bajo el mural, un sillón de estilo francés y algo desgastado por el tiempo, persiste en la sala para recordarnos que en él se sentaba el libertador en algunos de sus pocos momentos libres, para disfrutar, casi siempre, de alguna de sus lecturas favoritas.
En Picheuta la Universidad Nacional de Cuyo eligió esta piedra como elemento conmemorativo en el mismo lugar donde se llevó a cabo una emboscada que le hicieran al ejército del cruce de los Andes el 24/01/1817. En la placa se recuerda día y hora del hecho y es uno de los lugares donde se puede apreciar, de un modo fehaciente, que anduvo el General en aquella empresa trasandina.
Es por eso que Mendoza es donde mejor se puede apreciar el valor de la gesta libertaria llevada a cabo hace casi doscientos años atrás por él y por su gente. Allí es donde cobran sentido su temperamento irascible (el que lo llevó a que muchos lo consideran el primer sublevado de la historia nacional), sus problemas de salud crónicos y un anecdotario sinfín que lo posicionan como un claro ejemplo de aquellos personajes que, se dice, algo habrán hecho por nuestra historia.