Perdonad mi ausencia vacacional sin previo aviso. Digamos que me he tomado unas vacaciones blogueras, que no físicas, porque, salvo cuatro días que pisé la playa, soy la única pringada que va y viene a diario por los cercanías de Madrid.
Lo cierto es que disfrutar de una gran ciudad semivacía en Agosto, también tiene su encanto.
No tenía intención de hacer ningún parón, y menos sin avisaros, de hecho, os he seguido leyendo atentamente aunque no me haya pronunciado demasiado sobre vuestros post.
De repente entré en un bucle de pura vagancia, del que me he obligado a salir porque ni dice mucho de mí, ni es justo para la gente que cree en este espacio.
Además os echo de menos pequeñ@s mí@s y tengo ganas de retomar de nuevo mi actividad bloguera, El cuerpo me pide volver a compartir mis caprichines, caprichos y caprichazos, que esos, desde luego, no se toman vacaciones.
Gracias por estar ahí siempre.
Besicos