Revista En Femenino

Trastorno bipolar: del cielo al infierno y vuelta a empezar.

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

El 30 de Marzo es el día mundial del trastorno bipolar. Se eligió este día por ser la fecha de nacimiento de Vincent Van Gogh que fue diagnosticado de manera póstuma con este trastorno. En realidad hay diferentes hipótesis sobre su salud mental pero esta es una de las más fuertes.

A continuación dejo un fragmento de la serie Doctor Who (de mis favoritas) en ella el doctor (que es capaz de viajar en el tiempo) lleva a Vincent al museo de Orsay donde puede ver su obra y escuchar a uno de los guías hablar sobre él. Evidentemente es ficción pero cada vez que veo este fragmento me echo a llorar, me parece tremendamente emocional y creo que refleja muchos de los sentimientos y emociones que podría haber tenido el pintor, de haber tenido la oportunidad de conocer hasta dónde llegaría su influencia en el arte.

Pongo esta escena en vez de teorizar sobre el trastorno porque da igual si él lo padecía o no, lo importante es lo que nos transmite: la pasión por su trabajo, el dolor y el sufrimiento por los que pasó al querer dedicarse a ello. Saber que murió sin conocer jamás hasta dónde ha podido tocar las vidas de otros.

No suelo hablar de ello, yo tengo trastorno límite de la personalidad, pero se suele confundir ambos muchas veces por algunas de las características que tienen en común, sobre todo en relación a la variabilidad en los estados de ánimo. Pero en realidad son dos tipos de problemas de salud mental muy diferentes.

Trastorno (afectivo) bipolar:

Al trastorno bipolar a veces se le añade en medio el adjetivo “afectivo” y se usan las siglas TAB para referirse a ello. Probablemente para hacer referencia a la forma de clasificación del CIE que lo mete en el cajón de trastornos afectivos mientras que en el DSM (otro manual de referencia) lo encajan dentro de los trastornos de ánimo. En este mismo cajón podríamos encontrar la depresión en todas sus variantes, el trastorno de estado de ánimo (general) y el trastorno bipolar.

Si tienes un problema de este cajón significa que tu estado emocional o de ánimo se encuentra distorsionado o no coincide con las circunstancias en la que te encuentras y además suele interferir con tu capacidad para seguir adelante con tu vida o ser funcional.

Hay patologías que tienen siempre unos síntomas muy concretos y hay otras que tienen mayor variabilidad, con el TLP siempre digo que hay más de 200 formas diferentes de vivirlo y con el bipolar pasa algo similar. Los expertos no están de acuerdo en la clasificación pero a grandes rasgos han determinado:

  • Tres subtipos: I, II y III.
  • La ciclotimia (que sería una versión algo más suavizada del trastorno).
  • No especificado que es aquél que cumple criterios en varios cajones y no saben dónde meter.

Si tengo que dar una descripción de las características que englobe el “ser bipolar” diría que las personas que tienen este trastorno pasan por periodos de manía (o hipomanía) y periodos depresivos (o episodios de depresión menor). Por eso antes se denominaba como trastorno maníaco-depresivo.

Para que te hagas una idea las características de estos episodios (que no del trastorno en sí) serían:

En un episodio de manía:

  • Te distraes fácilmente.
  • Participas mucho (o en muchas) actividades
  • No sientes necesidad de dormir
  • Te cuesta controlar tu temperamento
  • Disminuye tu autocontrol por lo que tienes comportamientos imprudentes (beber, consumir drogas, relaciones sexuales de riesgo, apuestas, gastar mucho dinero en poco tiempo…)
  • Tienes un estado de ánimo muy irritado.
  • Tus pensamientos son apresurados.
  • Hablas mucho y muy rápido.
  • Tienes creencias falsas acerca de sí mismo o de sus capacidades (sobreestimación).
  • Te preocupan cosas que no tienen base real (delirios) o te preocupan excesivamente.

En un episodio depresivo:

  • El estado de ánimo continuamente es deprimido (más que tristeza).
  • Tienes problemas para concentrarte, recordar cosas o tomar decisiones.
  • Tu relación con la comida se ve afectada: puedes tener falta de apetito y pérdida de peso o comer en exceso y aumentar de peso
  • Sientes fatiga o falta de energía.
  • Tienes sentimientos de minusvalía, desesperanza o culpa.
  • No sientes placer al realizar actividades que antes disfrutabas.
  • Tu autoestima se ve mermada.
  • Tienes pensamientos de muerte o suicidio.
  • Te cuesta conciliar el sueño o duermes demasiado.
  • Te alejas de los seres queridos.
  • Dejas de realizar actividades que disfrutabas.

La manía sería el polo opuesto de la depresión por eso si tienes síntomas de una cosa no encajan en los síntomas de la otra. Las personas con trastorno bipolar pueden (y lo hacen) experimentar periodos de su vida en los que no están en uno de esos dos episodios, como cualquier persona. Tienen sus días buenos y malos, pero igual que si una persona llora no tiene depresión alguien tampoco se diagnostica trastorno bipolar a quien tiene un día malo.

Mitos sobre el trastorno bipolar:

Creo que cada vez hay más personas mediáticas que hablan de su experiencia con un trastorno bipolar y eso es genial. Hace que se hable de la problemática y se pongan en la mesa muchos prejuicios e ideas erróneas que se tienen en la sociedad. Algunos de ellos son:

  1. Ser bipolar es pasar rápidamente de la alegría a la tristeza:
    La alegría y la tristeza son emociones y podemos pasar de una a otra sin tener ningún problema de salud mental. Podemos sentir ambas a la vez. O un conjunto de emociones que no podemos nombrar. La depresión y la manía no son emociones. La depresión te puede llevar a tener ideas suicidas y la manía a tener conductas de riesgo. Esta frase banaliza el sufrimiento.
  2. Las personas con trastorno bipolar o tienen depresión o manía:
    No es cierto, aunque son episodios que están presentes y pueden tener mayor o menor duración también pueden experimentar la eutimia que sería un punto intermedio. La terapia y el tratamiento trata de ayudar a las personas a llegar a ese punto.
  3. El alcohol y las drogas no afectan:
    Este tipo de sustancias no solo afectan a una persona con trastorno bipolar sino que en determinadas condiciones pueden provocar la aparición de un episodio. También pueden desencadenar el trastorno si hasta ahora se había sido “funcional“.
  4. Las personas con trastorno bipolar son peligrosas/violentas:
    No son más peligrosas que cualquier otra persona sin el trastorno. Las personas somos peligrosas porque podemos hacer daño a los demás simplemente ignorando a alguien o por negligencia. En el episodio depresivo puede haber ideas autolíticas (daño a uno mismo) y en el episodio maníaco pueden tener conductas de riesgo (tomar drogas o sexo sin precaución) pero no significa que vayan a hacer daño a alguien.
  5. Apenas hay personas con este trastorno:
    En España se estima que hay 300.000 personas diagnosticadas pero cerca del millón padecen la patología. En la población general hay entre un 0.3% y un 7% de prevalencia. Dado que puedes tener otros trastornos además de este (sobre todos trastornos de la alimentación) es posible que muchas personas estén “en otros cajones” durante años antes de ser diagnosticadas. Según la OMS en 2017 había 47 millones de personas con TAB en el mundo.
  6. La (hipo)manía es como estar feliz:
    Realmente no. Aunque se oponga a la depresión, que se define como tristeza, no es su contrario. Muchas veces se traduce en no poder dormir, estar irritable o sentir descontrol. Se trata de euforia.

Trastorno bipolar y trastorno límite de la personalidad.

A pesar de que las personas que convivimos con uno u otro trastorno podemos pasar por episodios depresivos o de (hipo)manía y tener muchos puntos en común se trata de patologías diferentes.

¿Qué tienen en común?

Cuando he hablado con personas que tienen trastorno bipolar hemos encontrado puntos comunes hablando de:

  • Conductas impulsivas o de riesgo: beber demasiado, tener relaciones sin protección, gastar mucho dinero…
  • Problemas de irritabilidad y gestión de la ira: es una emoción que nos cuesta bastante gestionar.
  • Relaciones muy cambiantes o superficiales: no las mantenemos por mucho tiempo o las dejamos a un nivel muy básico.
  • Vaivenes emocionales: pasar de un estado depresivo a uno maníaco es el pan de cada día vital.

Tristemente ambos trastornos tienen una alta tasa de tentativas de suicidio así como de consumación. De hecho, dentro de los trastornos de personalidad, el TLP es el que estadísticamente más proclive a tener ese tipo de desenlaces.

¿En qué se diferencian?

Aunque la convivencia con alguno de los trastornos sea similar por la sintomatología hay diferencias importantes:

  • Labilidad: en el TLP los cambios son rápidos (inestables) en emociones intensas, en el TB se suele asentar durante periodos más prolongados (relativa estabilidad).
  • Impulsividad: en el TB suele aparecer junto a la (hipo)manía, sin embargo en el TLP no hace falta estar en un estado de ánimo concreto.
  • Relaciones: en el TB no existe la dependencia y el miedo al abandono que se puede apreciar en el TLP.
  • Autoestima: en el TLP suele ser muy baja mientras que en el TB se liga al episodio en el que está, cuando se encuentra en manía puede creerse lo mejor del mundo.
  • Locus: en el TLP suele ser externo (estrés, situaciones, relaciones…) en el TB parece que se debe a cambios internos a nivel biológico.
  • Presencia: el TB tiene periodos en los que puede no haber síntomas, en el TLP al estar ligado a algo interno y constante como la personalidad resulta crónico, no desaparece, aunque pueden quedar síntomas leves.
  • Tratamiento: parece ser que para el TLP es más efectiva la psicoterapia y para el TB los tratamientos farmacológicos.

Trastornos que unen: cielo e infierno.

Encontrar a alguien que tenga TLP es complicado porque normalmente las personas no lo van diciendo por ahí. Por eso se agradece mucho tener puntos y vivencias comunes con otras personas, aunque tengan trastornos diferentes, como el bipolar.

De ellos he aprendido mucho e incluso hemos compartido herramientas útiles para gestionar los momentos intensos y las malas rachas. Creo que siempre podemos aprender unos de otros y que las personas neurotípicas (aquellos sin trastornos) también podrían aprender de nosotros dejando el miedo, los mitos y el estigma atrás.

No soy experta en el trastorno ni lo padezco. Lo he escrito desde mis conocimientos como psicóloga y la interacción con personas que sí lo padecen. Si detectas algún error en el artículo te agradezco que me lo digas. Muchas gracias.


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