Tratados de UtrechtTratados de Utrecht, conjunto de acuerdos a los que llegaron los países europeos después de la guerra de Sucesión española (1701-1714), y que fueron firmados desde 1713 hasta 1715.En 1705 las potencias en litigio dieron muestras de agotamiento e iniciaron contactos que llevaron definitivamente a la paz, a partir del ascenso del archiduque Carlos al trono imperial como Carlos VI, en abril de 1711, y el consiguiente cambio de actitud de la diplomacia inglesa. Los Preliminares de Londres (octubre de 1711) plantearon las líneas maestras de los futuros tratados. La Convención de Fontainebleau (agosto de 1712) propuso un armisticio general; los contendientes, excluida Austria, se dispusieron entonces para la paz definitiva, que implicaba el reconocimiento de Felipe V como rey de España.El 11 de abril de 1713, Francia firmó en Utrecht una serie de convenios con Gran Bretaña, Portugal, las Provincias Unidas, Saboya y Prusia. España lo hizo en los meses siguientes, también de manera bilateral. Austria continuó la guerra; el agotamiento económico y militar le obligó a zanjar su contienda con los Borbones el 6 de marzo de 1714, en Rastadt.Utrecht planteó un nuevo orden europeo regido por la 'balanza de poderes', un sistema de contraposición de fuerzas antagónicas, destinado a asegurar la paz mediante el equilibrio militar. El conjunto de pactos, concluidos según principios de inspiración inglesa, va a traducirse en la hegemonía de Gran Bretaña. El hecho real de esta hegemonía es más claro en las líneas generales que en las numerosísimas cláusulas de los acuerdos, que constituyen su fundamento jurídico internacional.Esta realidad política está basada en el equilibrio entre las dos grandes potencias del continente, Austria y Francia. La primera de ellas salió favorecida con la anexión de las posesiones españolas en los Países Bajos del sur y en la península italiana (el Milanesado, los presidios de Toscana, Nápoles y Cerdeña), y actúa de contrapeso para una Francia encerrada en las fronteras acordadas en Ryswick y obligada a tolerar una serie de barreras en los Países Bajos, el Rin o los pasos alpinos, destinadas a fortalecer a un conjunto de pequeños estados (Saboya, Holanda y Estados Renanos); éstos servirán, a la vez, de frontera entre las posesiones de los dos grandes colosos territoriales y de recurso intervencionista, dada su debilidad, a Gran Bretaña, para proteger la paz ante posibles deseos expansivos de cualquiera de las dos partes.Pero además, Utrecht sentó las bases del primer imperio colonial británico, puesto que Gran Bretaña recibió Gibraltar y Menorca, bastiones mediterráneos del control de las comunicaciones marítimas, y obtuvo importantes ventajas territoriales en el continente americano. Nueva Escocia, la bahía de Hudson, Terranova y la isla de San Cristóbal, pasaron a formar parte de sus posesiones. Por otro lado, aunque no consiguió, de derecho, compartir el monopolio del comercio americano con España, que era su aspiración, de hecho introdujo en él una presencia destacada. Se le otorgó el asiento de negros, en principio limitado a treinta años y al río de la Plata, y el 'navío de permiso', un barco con el que anualmente podían introducirse trescientas toneladas de productos ingleses en el territorio americano.Europa entró en el siglo XVIII bajo el sistema de Utrecht. La ordenación política internacional se completó con los tratados de Estocolmo, Nystad y Passarowitz, base del equilibrio en el Norte, el Báltico y la zona oriental respectivamente.
Tratados de UtrechtTratados de Utrecht, conjunto de acuerdos a los que llegaron los países europeos después de la guerra de Sucesión española (1701-1714), y que fueron firmados desde 1713 hasta 1715.En 1705 las potencias en litigio dieron muestras de agotamiento e iniciaron contactos que llevaron definitivamente a la paz, a partir del ascenso del archiduque Carlos al trono imperial como Carlos VI, en abril de 1711, y el consiguiente cambio de actitud de la diplomacia inglesa. Los Preliminares de Londres (octubre de 1711) plantearon las líneas maestras de los futuros tratados. La Convención de Fontainebleau (agosto de 1712) propuso un armisticio general; los contendientes, excluida Austria, se dispusieron entonces para la paz definitiva, que implicaba el reconocimiento de Felipe V como rey de España.El 11 de abril de 1713, Francia firmó en Utrecht una serie de convenios con Gran Bretaña, Portugal, las Provincias Unidas, Saboya y Prusia. España lo hizo en los meses siguientes, también de manera bilateral. Austria continuó la guerra; el agotamiento económico y militar le obligó a zanjar su contienda con los Borbones el 6 de marzo de 1714, en Rastadt.Utrecht planteó un nuevo orden europeo regido por la 'balanza de poderes', un sistema de contraposición de fuerzas antagónicas, destinado a asegurar la paz mediante el equilibrio militar. El conjunto de pactos, concluidos según principios de inspiración inglesa, va a traducirse en la hegemonía de Gran Bretaña. El hecho real de esta hegemonía es más claro en las líneas generales que en las numerosísimas cláusulas de los acuerdos, que constituyen su fundamento jurídico internacional.Esta realidad política está basada en el equilibrio entre las dos grandes potencias del continente, Austria y Francia. La primera de ellas salió favorecida con la anexión de las posesiones españolas en los Países Bajos del sur y en la península italiana (el Milanesado, los presidios de Toscana, Nápoles y Cerdeña), y actúa de contrapeso para una Francia encerrada en las fronteras acordadas en Ryswick y obligada a tolerar una serie de barreras en los Países Bajos, el Rin o los pasos alpinos, destinadas a fortalecer a un conjunto de pequeños estados (Saboya, Holanda y Estados Renanos); éstos servirán, a la vez, de frontera entre las posesiones de los dos grandes colosos territoriales y de recurso intervencionista, dada su debilidad, a Gran Bretaña, para proteger la paz ante posibles deseos expansivos de cualquiera de las dos partes.Pero además, Utrecht sentó las bases del primer imperio colonial británico, puesto que Gran Bretaña recibió Gibraltar y Menorca, bastiones mediterráneos del control de las comunicaciones marítimas, y obtuvo importantes ventajas territoriales en el continente americano. Nueva Escocia, la bahía de Hudson, Terranova y la isla de San Cristóbal, pasaron a formar parte de sus posesiones. Por otro lado, aunque no consiguió, de derecho, compartir el monopolio del comercio americano con España, que era su aspiración, de hecho introdujo en él una presencia destacada. Se le otorgó el asiento de negros, en principio limitado a treinta años y al río de la Plata, y el 'navío de permiso', un barco con el que anualmente podían introducirse trescientas toneladas de productos ingleses en el territorio americano.Europa entró en el siglo XVIII bajo el sistema de Utrecht. La ordenación política internacional se completó con los tratados de Estocolmo, Nystad y Passarowitz, base del equilibrio en el Norte, el Báltico y la zona oriental respectivamente.