Travelers Conchi y Luis

Por Traveler2be @traveler_2be

Hoy tenemos el orgullo de presentar a, ¡Nuestra primera pareja Traveler!

Luis y Conchi trabajan en la Administración y viven en un pequeño pueblo a las afueras de Santiago de Compostela, más concretamente en Bertamiráns, en donde también vivía yo. Su gran pasión es viajar y poder conocer nuevas culturas y por suerte no tienen muchos problemas a la hora de decidir nuevos destinos, normalmente suelen estar de acuerdo.

¿Cuál ha sido el lugar más impresionante que has visitado y cuál es el lugar que siempre has soñado con conocer?

Para ambos fue conocer los fiordos noruegos, sobre todo hacer la ruta al Preikestolen (el Púlpito). A pesar de la gente que había es un sitio que deja huella, imaginamos como tiene que ser estar allí tú solo mirando al fiordo Lysefjord (o fiordo de la luz)… Navegar por los fiordos fue mágico y es un destino que no nos importaría repetir.

Otro destino soñado era New York, y afortunadamente ya hemos estado dos veces. No sé si es por las películas o por qué, pero siempre hemos querido ir allí, y cuando llegas por primera vez es como si ya hubieras estado, es un gran plató cinematográfico y es real lo del vapor saliendo de las alcantarillas Una ciudad ruidosa, espectacular y sorprendente.

Si pudieras coger un año sabático, ¿por dónde querrías viajar? ¿Qué es lo que no podrías dejar de conocer?

Hay cuatro destinos que pensamos visitar algún día, y ese año sabático que propones nos vendría muy bien para conocerlos. Se trata, aunque no necesariamente por este orden, de Japón, hacer la Ruta 66 en coche, un safari por África y ver las auroras boreales. Aparte del año sabático también necesitaríamos bastante dinero, pero puestos a suponer supongamos que el dinero no es problema y en medio de estos destinos que comentamos, tendríamos tiempo para hacer alguna parada en los múltiples parques nacionales de EEUU y Canadá, Maldivas, Seychelles… más que nada para reponer fuerzas

Hablemos de comida, ¿cuál ha sido el plato más raro que has probado? ¿Cuál ha sido el que más te ha gustado? ¿Cuál ha sido el más asqueroso?

No es el plato más raro, pero sí el que hemos comido con menos ganas y nos ha costado más terminar, y eso que somos de buen comer. Fue un bocata de arenque crudo en Volendam, un pueblo cercano a Amsterdam, afortunadamente pedimos otro de gambas… . Era del tamaño de un perrito caliente, pero la verdad es que costó bastante terminarlo.

En cuanto al más sabroso, quizás una carne que comimos en la isla de Madeira, en la terraza de un restaurante en plena montaña, una carne a la piedra blanda y jugosa… deliciosa. Otra que recordamos con mucho cariño, fue en Praga, fuimos a un restaurante de comida orgánica y era una especie de taller de empleo para discapacitados, estaban encantados de tener a unos extranjeros comiendo allí. Nos sirvieron pollo al horno con verduras y unas croquetas de puré de patatas perfectas y sabrosas. Estuvieron sonriendo todo el tiempo que estuvimos allí, emocionados y más cuando le dejamos una buena propina, ya que la comida nos salió baratísima. Una comida como si estuviéramos en nuestra casa.

Ahora de experiencias extrañas, ¿qué es lo más raro que has vivido en tus viajes? ¿Cuál ha sido la cosa más graciosa que te ha sucedido? ¿Y la más terrorífica? ¿Y la más peligrosa?

Raro, alucinante, surrealista, sorprendente… la verdad es que no sabemos cómo clasificarlo, pero en nuestro reciente viaje a las Islas Azores, nos alojamos en un hotel de un pueblo interior llamado As Furnas. Como era Semana Santa no había coches de alquiler, pero el señor de la agencia nos dijo que nos alquilaba el suyo. Era un coche viejo, pero para dos días y sin ninguna otra opción de conseguir un coche terminamos aceptando ese; era viejo pero a precio de nuevo, que conste…

Cuando entramos en él la verdad es que estaba bastante sucio por dentro, incluso Conchi tuvo que limpiar el cinturón de seguridad porque tenía humedad y dejaba marca cuando te lo ponías. El caso es que recorrimos la isla, no nos dio problemas y al día siguiente le devolvimos las llaves. Nos fuimos a dar un paseo por el pueblo y se para un coche a nuestra altura, es el tipo y nos exige 10€ porque el coche estaba muy sucio y tenía que llevarlo a lavar. Acojonante…. Por supuesto que le dijimos que no estaba más sucio que cuando nos lo entregó, y si no quería gastar 10€ en lavarlo podía lavarlo a mano él mismo.

Lo más gracioso cuando estuvimos en Gibraltar, subimos al Peñón en un taxi, uno de los monos se metía dentro del coche e incluso se agarraba al volante, tenía confianza con el conductor. Estábamos mirando las vistas arrimados a un muro y, ni corto ni perezoso se puso a buscar bichitos en la cabeza de Conchi. Se quedó desparasitada y masajeada… dos en uno

La más terrorífica nos sucedió en Terezin, un campo de concentración a 60km de Praga. Fuimos a visitarlo y entramos en uno de los túneles de casi 1 km de largo, muy estrecho y bajo. Pues al poco de entrar en él oímos que entraban detrás de nosotros un grupo de chicos de una excursión que había a la entrada. No los veíamos, solo los oíamos, venían gritando y riendo y el efecto en el túnel oscuro era tal que empezamos a ir cada vez más deprisa para salir, pero como teníamos que ir agachados avanzábamos muy despacio y el ruido era cada vez más molesto y más agobiante. Llegó un punto en que tuvimos que meternos en una especie de entrante que había en la pared y dejarlos pasar, porque de verdad que daba miedo. Ese era el efecto que los alemanes querían conseguir con esos túneles, y lo que hacían era meter a los judíos en ellos y unos segundos después soltaban los perros detrás de ellos. Aún ahora se me pone la carne de gallina.

Por suerte no hemos tenido experiencias que podamos considerar como peligrosas, quizás en nuestro viaje a Palermo, callejeando, callejeando, llegó un momento en que nos metimos en la zona más antigua, sombría y cochambrosa con paisanos que nos seguían con la mirada, coches para ir directamente al desguace e incluso uno con las puertas agujereadas en algún tiroteo. Mirando el GPS conseguimos llegar a un mercadillo y allí ya volvimos a sentirnos un poco más tranquilos.

Pongámonos serios ahora, ¿sufres de síndrome post-vacacional cuando se acaban? ¿Te imaginas en ocasiones viajando mientras tiendas la ropa, ves la TV, cocinas,…? ¿Renunciarías a todo lo que tienes por viajar constantemente?

Luis: Yo no sufro de síndrome post-vacacional, ya que en cuanto termino unas vacaciones ya estoy pensando en el siguiente destino, mirando foros, vuelos, hoteles, ofertas… además de repasar las fotos del viaje, etiquetarlas, clasificarlas…

Lo que yo hago es “hacer tres veces el viaje”, me explico: “viajo” cuándo lo preparo, leyendo foros, opiniones de gente sobre los hoteles, sobre el lugar de destino; “viajo” cuando hago el viaje propiamente dicho; y “viajo” cuando llegamos a casa, todo ha salido bien, descargo las fotos en el ordenador, las repaso, clasifico, etc…

Conchi: Aquí no opino lo mismo, siento el síndrome un par de días antes de abandonar el lugar donde estoy veraneando. Pero en cuanto llego a casa se me pasa y viendo las fotos saboreo lo vivido.
Sobre si renunciaríamos a todo por viajar constantemente, la respuesta es rotundamente NO, porque somos felices con lo que tenemos y el tipo de vida que llevamos. Lo que si intentamos es viajar lo máximo que podemos. Consideramos que si tuviéramos unas vacaciones infinitas no las apreciaríamos tanto como lo hacemos ahora. Se convertiría en rutina y ya no sentiríamos la ilusión de preparar un viaje.

Viajemos más. Si pudieras elegir un momento en la historia, ¿dónde te habría gustado vivir? ¿A quién te habría gustado conocer? ¿Por dónde habrías querido viajar?

Luis: Hay dos civilizaciones que me hubiera gustado conocer, la romana y la egipcia. Me hubiera gustado vivir en esas épocas, por supuesto que hubiera escogido ser alguien importante, o simplemente pasar desapercibido, estar allí, no ser ni el César ni el esclavo que servía de comida a los leones; ni un faraón ni un esclavo de los que construyeron las pirámides.

También me habría gustado conocer a personas que han hecho algo importante por los demás, como Martin Luther King, Mandela, Gandhi, gente que se ha sacrificado por sus semejantes a costa incluso de su propia vida o de su propio bienestar. El mundo sería distinto si no fuésemos tan egoístas y simplemente pensáramos un poco más en los demás, solo en no hacer a los demás lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros.

Sobre la última pregunta, quizás me habría gustado viajar por el lejano oeste, y aunque no será lo mismo, espero vivir algo parecido cuando hagamos la Ruta 66.

Conchi: A mí me gusta la época actual, aunque por un tiempo no me disgustaría vivir la explosión del rock de los años 60 en NY o Londres.

Ahora centrémonos en tus viajes y tus formas de viajar, ¿Qué país será tu próximo destino? ¿Qué prefieres: avión, tren, barco, coche, bicicleta,…? ¿Backpacker u hotel 5 estrellas? ¿Comida barata o grandes cocineros? ¿Has probado alguna vez Couchsurfing? Si es sí, cuéntanos alguna experiencias; si es no, ¿lo probarías?

Nuestro próximo destino será Mallorca, a finales de septiembre, aunque el verdadero viaje será el que queremos hacer el año próximo, Japón; estamos empezando ya a prepararlo, ya que para conseguir vuelos a buen precio hay que mirar con mucha antelación.

En cuanto al medio de transporte, solemos utilizar el avión ya que es el más rápido, aunque viviendo en una ciudad como Santiago de Compostela, no tenemos todos los destinos que nos gustaría que hubiera, por lo que para hacer algún viaje largo siempre tenemos que hacer escala en Madrid, Barcelona, Oporto, lo que encarece el precio del viaje. Últimamente hemos hecho varios cruceros y ha sido una experiencia que nos ha gustado más de lo que creíamos antes de conocerla; de esta forma puedes visitar varios destinos sin cambiar de hotel, y cada vez tienen unos precios más accesibles.

A la hora de hospedarnos preferimos el hotel, indispensable que tenga wifi, y si es de 5 estrellas mejor que de 3. Sobre el wifi no entiendo que muchas veces hoteles buenos o muy buenos incluso, te cobren por utilizar internet, sería preferible encarecer un poco el precio de la habitación e incluir la conexión. Hoy en día, por lo menos nosotros, valoramos casi más que un hotel disponga de conexión wifi gratuita, a que incluya el desayuno.

Sobre la comida no tenemos duda, comida barata, italiana o lo típico del lugar, incluso muchas veces hacemos compra en los mercados (sobre todo fruta) y comemos en el hotel. Es una forma de comer un poco más sano y de paso ahorrar unos eurillos…

No hemos probado el couchsurfing, lo más cerca que hemos estado ha sido en nuestro primer viaje a NY. En vez de ir a un hotel, contactamos con un particular y nos alquiló el apartamento durante los 12 días que estuvimos allí. El chico muy amable y la experiencia mereció mucho la pena, ya que vives la ciudad de una manera distinta a como lo harías alojándote en un hotel; vas al supermercado a hacer la compra, haces la colada como ves en las películas, en esas lavadoras/secadoras gigantes, en definitiva, que casi te sentías como un neoyorquino más.