Trayectos urbanos

Por Sese


Pocas veces advertimos las rutas que tomamos en la ciudad. Pese a haber diversos caminos para llegar al mismo sitio presumo que siempre tomamos los mismos.
Y por qué esos y no otros
En mi caso la elección depende de lo ameno que resulte la caminata a realizar. Y el baremo que mide ese hecho radica en los establecimientos que me topo durante el camino.
De pequeño me quedaba extasiado en el quiosco del barrio, recuerdo que me quedaba epatado largos minutos mirando los tebeos y demás artículos expuestos en el establecimiento, algún juguete, libros infantiles...  
Más adelante cuando me enviaban a algún recado me las ingeniaba para pasar delante de la tienda de juguetes del barrio. Y más de lo mismo: un buen rato invertido mirando los juguetes del escaparate. Y ya el placer máximo era cuando poco antes de Navidades la familia íbamos a los grandes almacenes y podía engañar a los progenitores para hacer una visita a la sección de juguetes ¡Oh!, qué felicidad perderme largos ratos en los pasillos repletos de juguetes hasta cansarme o hasta que teníamos que irnos a casa.
Y el tiempo pasa y las preferencias al respecto cambian. Ahora si has de ir a comprar, por ejemplo vas siempre por la misma acera porque pasas por delante del quiosco y puedes ver los titulares de los periódicos y en vez de cambiar de acera en el lugar de siempre lo haces antes porque en la acera contraria han abierto un chino y siempre hay cosas curiosas que ver en el escaparate (a quién le gustarán estas horteradas, piensas). Y a la vuelta el trayecto por la cera contraria para pasar por delante del Cash converters y darle un vistazo a las novedades del escaparate y quién sabe si entras y todo para ver si hay algún libro que valga la pena (libros a euro y  menos, a cuánto le pagarán al que los vende, casi mejor regalarlos a una biblioteca, no?).
En fin cúmulos de cotidianidades que nos ofrecen ínfimos disgustos (cuando cierra alguno de esos establecimientos "preferidos") o pequeñas alegrías cuando abren tiendas que son de tu agrado. En fin, pequeñas cosas que entretienen nuestras neuronas en el día a día.
Claro que cada uno tendrá sus propias prioridades (librerias, papelerías, bares, tiendas de ropa...) en base a sus  gustos y sus trayectos urbanos.