Trenza de pan de avellanas

Por Biscayenne
Comienzos de octubre y aún hace calor. El otoño anda en busca y captura, y mientras, los que tenemos ganas de nubes, lluvia, jerséis gordos y olor a café (no sé por qué razón, el café huele mejor cuando hace frío) nos tenemos que conformar con recrearlo en nuestra cocina.
Horno encendido y frutos secos para los fans del ambiente doméstico otoñal, cansados de helados, gazpachos y demás recetas veraniegas. Después de encontrar esta receta, supe que iba a ser perfecta para esperar tranquilamente en casa a que las hojas caigan.

No os asustéis, porque aunque parece complicado es bastante sencilla de hacer, en unas 3 horas está lista (de las que 2 son de reposo, durante las cuales podéis leer un libro, limpiar la cocina o meteros el dedo en la nariz).
100% asequible para los que no saben hacer pan, porque de éste tiene poco: es más bien una masa dulce rellena de avellanas, manzana y mermelada, perfecta para desayunar durante varios días si conseguís que dure!
AVISO: igualmente se puede rellenar de nueces picadas y nueces, o de lo que prefiráis. También se puede omitir el zumo y ralladura de limón para quien no le guste.
Trenza de pan de avellanas:

Dificultad, así de primeras: apta para los que no saben hacer la O con un canuto. Probables complicaciones: perder la paciencia durante el tiempo de reposo. Presentación:ya la veis, no?. Sabor: ñam ñem ñim ñom ñum. Recetas de inspiración:Fisher & Paykel Kitchen, receta originaria de Suiza con algunas modificaciones. 
INGREDIENTES (para una trenza de unos 40 cm de largo por 12 de ancho):
MASA DE PAN:

150 ml. de leche tibia
2 teaspoons de levadura seca de panadería (un sobre de 4,6 gr. de Vahiné)
2 tablespoons de azúcar
50 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
200 gr. de harina y un poco más por si acaso (como en la receta no especifica de qué tipo, usé mitad y mitad de harina de fuerza y normal, podéis probar con la que tengáis) 
1/2 teaspoon de sal


RELLENO:

150 gr. de avellanas troceadas
3 tablespoons o 35 gr. cucharadas de azúcar
1 manzana grande rallada
ralladura de medio limón
zumo de medio limón
un chorrito de nata (de cocinar o montar)
mermelada de mora, melocotón, ciruela o la que queráis


GLASEADO: (opcional)

50 gr. de azúcar glas
zumo del otro medio limón


PREPARACIÓN:
MASA: Mezclar la levadura con una cuarta parte de la harina en un bol grande. Echar la leche tibia y mezclar bien, dejando reposar unos 10 minutos.
De mientras, para no aburriros, podéis trocear los 50 gr. de mantequilla en pedacitos pequeños si es que no la habíais sacado antes. Así llegará antes a temperatura ambiente y tendrá la consistencia blanda necesaria. Si sois muy aplicados y ya lo habíais hecho, podéis trocear las avellanas, mejor con diferentes tamaños para que nos encontremos al morder los tropiezos (yo las paso un poco por la batidora, chis chás, y quedan genial). Si esto también lo tenéis preparado, sois mis ídolos y podéis tocaros la nariz con el dedo índice mientras esperáis esos 10 minutos.
Añadir la sal, el azúcar, la mantequilla y el resto de la harina, amasando bien con las manos hasta que la bola no esté casi pegajosa.

Si os hace falta echar un poco más de harina, hacedlo, pero no debería ser mucha si habéis puesto bien las cantidades. Hay que tapar la masa con papel transparente de film para que no se endurezca la superficie y dejarla fermentar durante 2 horas en un lugar cálido. Si lo preferís, podéis precalentar el horno a 50 grados, apagarlo y luego meter dentro el recipiente con el pan.
Ahora podéis ir a daros un garbeo nada menos que de 105 minutos! Sólo nos hará falta un cuarto de hora para tener listo el relleno cuando la masa esté levada.
RELLENO: Pelar y rallar la manzana, vertiendo luego por encima el zumo del medio limón para que no se ennegrezca la pulpa. Juntar las avellanas troceadas junto con la manzana, el azúcar y la ralladura del limón.
Añadir nata hasta que la mezcla esté húmeda pero no rezumante...

ENSAMBLAJE: Si han pasado ya las 2 horas, se puede destapar la masa del pan, que habrá aumentado bastante de tamaño.
Sobre una encimera de mármol, tabla o plancha de silicona enharinada, debemos echar la bola de pan. Si está pegajosa, la rebozaremos un poco con harina hasta que sea fácil de trabajar. Con el rodillo, hay que estirarla intentando conseguir una forma rectangular de unos 30 cm. de ancho por 40 de largo: 3 mm. de espesor, a ojímetro.
Y la mermelada... para qué era? pues sirve para pegar el relleno al pan: en la receta original usaban de albaricoque, pero como yo no tenía y prefiero usar siempre una que sea casera, utilicé de mora. Si la que tengáis vosotros es muy espesa, será mejor rebajarla con un chorrito de agua, revolviendo bien.
La mermelada hay que esparcirla encima de la masa, con un pincel de silicona o el dorso de una cuchara, dejando un margen libre de unos 3 cm. alrededor del borde.

Sobre la capa de mermelada tenemos que repartir el relleno de avellanas, teniendo cuidado de no salirnos de los límites para que luego al enrollar la masa los bordes peguen bien.
Es hora de precalentar el horno, a 180º arriba y abajo, sacando antes la bandeja (sobre la que pondremos un papel de horno).

Explicación extendida: se trata de enrollar la masa sobre sí misma, empezando por el lado que sea más largo. Con el rollo ya hecho, lo pasamos a la bandeja del horno ligeramente enharinada, con el lado abierto hacia arriba.
Con un cuchillo liso y afilado hay que cortar longitudinalmente el rollo por el medio, a partir de 3 cm. del final. (De esto no tengo fotos, pero os hacéis una magnífica idea viendo las imágenes de aquí).
Hacer la trenza no es nada difícil, aunque igual hacen falta un par de manos de algún voluntario que ronde por la cocina... Con cuidado de no desparramar las capas de relleno, levantamos un cabo sobre otro, luego lo pasamos por debajo, etc... hasta llegar al final donde uniremos la masa remetiendo los bordes por debajo.
Meter la bandeja en el horno, en una altura media-baja. Cocer durante 20 minutos, y después subir la temperatura a 190-200 ºC, para que se tueste la parte de arriba otros 7 - 10 minutos..
Sacar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla antes de ponerle el glaseado. Éste es parecido al que se pone sobre los brioches, y no es más que azúcar glas mezclada con zumo de limón.

Comer caliente o frío, solo o untado en café con leche!