El artículo Tres autores que comenzaron autopublicando | #SemanaAutopublicados es propiedad de Carmelo Beltrán.
Cuando pensamos en la autopublicación no se nos ocurre nunca echar la mirada demasiado atrás. Lo asemejamos, ante todo, al boom de plataformas como Amazon. Estas han traído al mercado el camino que termina en diferentes formas de acercar las historias a los lectores. Ya no se requiere de ningún distribuidor, aunque para muchos escritores siga siendo el paso previo para encontrar hogar al propio o futuros trabajos literarios. Por ello en esta #SemanaAutopublicados es menester hablar de autores que comenzaron su aventura como escritores a través de la autopublicación.
La autopublicación como puerta de entrada a la carrera como escritor
Sin embargo, todas estas creencias son infundadas. La realidad y la historia nos sorprende transportándonos siglos atrás y mostrándonos historias sobre escritores muy relevantes que iniciaron su andadura con la autopublicación.
De esta manera, este artículo nace con el objetivo de mostrar la autopublicación como una puerta de entrada. De enseñar que su elección no es un fracaso. La #SemanaAutopublicados quiere dar visibilidad a todos esos escritores que apostaron o apostarán por esta vía.
Quiero contarte la historia de estos tres autores que comenzaron su andadura literaria autopublicando:
- Jane Austen.
- Edgar Allan Poe.
- Marcel Proust.
¿Quieres conocer sus historias?
Jane Austen
Aunque parezca mentira, la que es, probablemente, la autora más relevante del siglo XIX inició su andadura en la escritura a partir de la autopublicaicón. Sentido y sensibilidad, su primer trabajo literario, vio la luz por esta vía en 1810. Su historia es muy interesante.
Si bien era cierto que un editor aceptó su novela y tenía ganas de mostrársela al mundo, también lo es que publicar en el siglo XIX estaba rodeado por la creencia de que constituiría un auténtico fracaso. Por ende, Jane Austen tuvo que pasar por el aro, ceder a las exigencias de la editorial y publicar el libro de manera anónima y financiado al completo por ella.
Eso sí, quiso dejar patente que la obra había sido escrita por una mujer. Y así añadió by a lady en una esquina a modo de autoría.
Fue todo un éxito. Recaudó 140 libras. Cantidad inmensa para la época.
Edgar Allan Poe
Nos desplazamos diecisiete años en el tiempo. Allí nos espera Edgar Allan Poe, otro escritor que comenzó su andadura a través de la autopublicación. En este caso se trataba de un poemario llamado Tamerland and Other Poems.
Si bien ya os conté un poco acerca de este tema en #PoeWeen, la verdad es que siempre merece la pena recordarlo. Costeó cincuenta ejemplares y añadió en la portada que se trataba de un principiante. Argumentó, ante la posibilidad de críticas, que la mayoría de ellos habían sido escritos con menos de catorce años.
Marcel Proust
La última parada de este viaje se da en 1894. Acudimos hasta Marcel Proust, que tuvo que afrontar la autopublicación en sus dos primeros trabajos.
En el año citado vería la luz Los placeres y los días. Se trataba de un compendio de poemas en prosa y relatos largos, ilustrados por Madeleine Lemaire.
Casi veinte años después, en 1913, tuvo que elegir el mismo camino para que llegara hasta el público En busca del tiempo perdido. Por el camino de Swan. Se trató de una decisión tomada a partir de Nouvelle Française. Una editorial que posteriormente admitiría que no le quisieron publicar por la imagen social que portaba el escritor.
Estos tres autores comenzaron su andadura literaria en el mundo de la autopublicación. Considerados referentes a día de hoy, no se rindieron ante rechazos y buscaron su propio camino. Su historia puede servir de referente para cualquiera, así que tened ganas de luchar.
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