La primera canción, cuya letra fue escrita por el gallego Lorenzo Varela ante la petición del compositor argentino, en un ambiente pastoral nos traslada a la situación previa a una CITA, es evocadora y tiene su pequeño toque pícaro y morboso: "dile a tu madre que vas a lavarte la camisa".
Te espero en el mediodía,
amiga.
Por el camino del río,
a la sombra de la encina.
Llámame si estoy dormido,
amiga.
Que hace mucho que no cierro
los ojos por verte, niña.
Y es muy traidora esta sombra,
soleada, de la encina.
Y al otro lado del río
duerme el ganado entre brisas
de los trigales y olivos,
niña.
Y ya sueño tu pañuelo
sobre mi frente dormida.
Y las cigarras ensayan
sus coros en las encinas.
Te espero en el mediodía,
amiga.
Dile a tu madre que vas
a lavarte la camisa,
y que el río está impaciente
esperándote en la orilla.
La segunda es LA PALOMITA, con su carácter folclórico y su letra, escrita en el XVIII por el salmantino José Iglesias de la Casa, nos adentramos en una situación muy distinta, el objeto del deseo se ha convertido en inalcanzable y termina con una moraleja o consejo: que "nadie fie de aves aleves; que a aquel que halagan, mucho más hieren".
Una paloma blanca
como la nieve,
me ha picado en el alma;
mucho me duele.
Dulce paloma,
¿cómo pretendes
herir el alma
de quien te quiere?
Tu pico hermoso
brindó placeres,
pero en mi pecho
picó cual sierpe.
Pues dime, ingrata,
¿por qué pretendes
volverme males
dándote bienes?
¡Ay! nadie fíe
de aves aleves;
que a aquel que halagan,
mucho más hieren.
En la tercera, la melancólica LA ROSA Y EL SAUCE, con letra de Francisco Silva y Valdés, cambiamos de punto de vista, no somos testigos directos de lo que le está sucediento al protagonista, el cantante nos va transmitiendo, con absoluta implicación, los acontecimientos que conducen a una dolorosa situación en la que el amor es arrebatado. Es, justamente, una de las canciones con acompañamiento de piano más famosas del repertorio en español y a mí me parece ver en ella mucha influencia de la mélodie , de Fauré sobre todo:
La rosa se iba abriendo
Abrazada al sauce,
El árbol apasionado,
La amaba tanto!
Pero una niña coqueta
Se la ha robado,
Y el sauce desconsolado
La está llorando.
Tres muy hermosas canciones de Carlos Guastavino que habéis escuchado en la versión que de ellas hicieron la mezzo Bernarda Fink y el pianista Roger Vignoles.
Sin embargo, Carlos Guastavino, es conocido fuera del ámbito de la música clásica por una política y muy triste canción compuesta en 1941 sobre un poema de su amigo Rafael Alberti ("La paloma") que han versioneado varios cantantes de música popular como Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Mª Dolores Pradera o Ana Belén: "Se equivocó la paloma". Guastavino compuso varias versiones de este poema: para voz y piano; para coro femenino, conjunto de cuerdas y timbales (como parte del ballet "Suite Argentina"); para coro a cuatro voces mixtas; para coro femenino; para dos pianos. Escucharemos la versión para coro a cuatro voces, para mi gusto gana muchísimo en matices respecto a la compuesta para una única voz: