Tres días en wellington

Publicado el 18 octubre 2013 por Eazkoitia

Click here to read the English version

Este fin de semana pasado hemos estado en Wellington, capital de Nueza Zelanda, concretamente en casa de Javi y Jayde; gaditano él y kiwi ella. Marina y Javi se conocieron gracias a la afición que comparten de echar un cable a gente que está o tienen la intención de venir a Nueva Zelanda a través de un grupo de Facebook. Yo he estado mirando un poco los comentarios de este grupo y, como dice Javi, la gente no tiene dos dedos de frente así que suerte tienen que gente como él y Marina se pasen por esos grupos a poner un poco de sentido común.
Javi anda camino de los treinta y lleva expatriado ya diez años por voluntad propia (no le ha echado ningún político ni hace vídeos volviendo a Cádiz por sorpresa), el último año y pico en Wellington. Nos acogió en el piso que comparte con Jayde a cinco minutos caminando del centro de Wellington, donde hemos estado genial. Hay que decir que Wellington es una ciudad muy pequeña por lo que se puede ir caminando a todos lados, si el viento te deja. Si no estoy equivocado Wellington tiene el honor de ser la capital de país más ventosa del mundo. Nosotros tuvimos una suerte enorme con el tiempo, hasta el último día que tuvimos vientos de hasta 140 km/h según el servicio de meteorología del gobierno (el mejor del mundo según un reportaje que vimos la semana pasada, en la televisión pública).
El piso de Javi está en un noveno, donde el aire soplaba tan fuerte que hacía balancearse al edificio entero. Increíble. Y mareante, así que nos bajamos a la calle a hacer un poco el tonto, que vientos así no se sufren a diario (si no eres de Wellington, claro). Como dato curioso deciros que en Wellington nadie tiene paraguas ya que no duran más de unos segundos antes de desmembrarse en caso de atreverse a abrirlo.
El resto del fin de semana el tiempo perfecto, sol y calor, que se acerca el verano. Fuimos con Javi y Jayde a la cima del Mount Victoria, en el extremo suroeste de Wellington (a veinte minutos del centro caminado) donde, vistas a parte, nos encontramos al famoso gusano gigante de la zona; bicho que puede llegar a medir 60 cm y que es la presa preferida del caracol carnívoro de Nueva Zelanda.
Esto es en serio. En “La historia interminable” había un caracol de carreras, pues aquí tienen uno carnívoro del tamaño de un puño que caza gusanos de más de medio metro. Son, con menos glamur, como guepardo y gacela Thompson. Supongo que no hay documentales de las cacerías de estos caracoles porque no hay locutor capaz de narrarlas sin desfallecer. Igual Fidel Castro, habrá que preguntar.Uno de los principales puntos de interés de Wellington, aparte de Hobbiton (no fuimos), es el jardín botánico.


El jardín es bonito aunque, al igual que en las carreteras de por aquí, la señalización es desesperante. Yo me imagino a una abeja que quiere polinizar una rosa y siguiendo las señales acaba polinizando una margarita y luego, en la colmena, el resto de abejas pues la miran mal porque ahora a la miel que les salga tendrán que llamarla milflores.

No me quiero olvidar de mi pequeño tesoro: el jardín botánico de la capital de Nueva Zelanda está en la calle Salamanca.


Pero esta no es la única presencia española en la zona. En el frente marítimo nos encontramos con una placa pagada por la embajada de España que está dedicada a los neozelandeses que lucharon en defensa de la libertad en la Guerra Civil. No dicen si lucharon con éxito así que no sabemos a la libertad de quién se refieren. Casi que mejor así.
Lo más interesante, de todas maneras, ha sido el museo Te Papa, de entrada libre, como a nosotros nos gusta. Tiene exposiciones permanentes sobre cultura maorí, sobre la inmigración europea (en Te Reo a los europeos se nos conoce como paheka) y sobre la historia natural de la fauna local, tanto terrestre como marina.
Tienen una zona enorme dedicada a los animales que te puedes encontrar en las costas de Nueva Zelanda. Hay 40 esqueletos completos de diferentes cetáceos (una orca, una ballena azul de 25 m, leones marinos…), un cráneo de cachalote y un calamar gigante de más de 12 metros conservado en formol.
Muy interesante todo. Ahora estamos en la isla sur, en Tasman, pero esto ya os lo contaremos en otra actualización. Aquí os dejamos otro pedacito de folklore maorí.Cuando Maui y sus hermanos detuvieron al SolEstaba Maui dormitando en su casa cuando escuchó a sus hermanos quejándose de la escasa duración de los días. ¡Sólo tenían tiempo de trabajar! Tama Nui Te Ra, el dios Sol, salía por las mañanas y avanzaba veloz por el firmamento hasta alcanzar el otro extremo del mundo en poco tiempo.Maui, cansado de las quejas, les dijo que le siguieran, que iban a capturar al Sol. Los hermanos aceptaron de mala gana ya que veían imposible la empresa. Maui les hizo tejer cuerdas con unas plantas de la zona (Flexes en inglés) y esperaron al Sol justo en el extremo este del mundo. Cuando el Sol fue a empezar su recorrido por el cielo, Maui y sus hermanos lo atraparon con sus cuerdas, que aguantaron sin arder el tiempo justo para que Maui pudiera romperle las rodillas con el hueso mágico de la mandíbula de su abuelo.
Desde ese día Tama Nui Te Ra, el dios Sol, está tullido y avanza lentamente en su recorrido por el firmamento, haciendo que los días sean más largos.Enrique & MarinaEnglish version

This weekend we’ve been in Wellington, the capital of New Zealand. Particularly, we’ve been at Javi and Jayde’s place, he’s gaditano (from Cadiz, Spain) and she’s kiwi. Javi and I (Marina) met on Facebook via one of the numerous groups of Spaniards living or travelling or doing something in New Zealand.  Some of this people are really really lost, but they’re lucky enough to have people like Javi to bring some common sense to the conversations.
Javi’s heading his 30’s but he’s been living abroad for more than 10 years (because he likes travelling and moving around the world!) and he’s spent the last one in Wellington. He kindly hosted us in the cute apartment he shares with Jayde, his girlfriend. The flat is just five minutes’ walk from the city centre and we’ve felt great.Wellington is not too big (if you don’t count the suburbs where there’s not much to see, of course). You can actually go walking everywhere as long as the wind behaves. If I am not mistaken, Wellington has the honor of being the world’s windiest capital city. We were really lucky with the weather except from the last day (Monday) when we faced 140 km/h winds according to the Metservice of New Zealand (apparently the most reliable one).
Javi and Jayde’s apartment is in a 9th floor where the winds were blowing so strongly that the whole building was moving. Unbelievable. And dizzy, so we decided to go down the streets to make the fool, because we cannot feel winds like those every day. By the way, I’ll give you an interesting fact: no one owns umbrellas in Wellington because these things won’t last longer than two seconds if someone is brave enough to open them.
But, a part from this day, the weather of the weekend has been spectacular: shinning sun and warm temperatures, we’re heading summer! We climbed the Mount Victoria with Javi and Jayde. The mountain is at the southeast end of the city (about twenty minutes walking from the city centre) and the views of the city and the ocean were amazing. On our way up, Enrique found one of those famous giant worms of the area which can be up to 60 cm long and are the favorite lunch of the carnivorous snail of New Zealand.
That’s serious. In the “Never-ending Story” there was a racing snail, well in Aotearoa we’ve got a snail that eats meat, is as big as a fist and hunts half-a-meter long worms. In a less stylish way, they’re a duo like cheetahs and Thompson gazelles. However, I don’t think there are any documentaries about snails hunting worms because I’m pretty sure there’s no speaker able to narrate their wild encounters and not falling asleep while doing so. Maybe Fidel Castro could, should ask.One of the best attractions of Wellington (a part from Hobbiton where we didn’t go) is its great botanical garden.


The gardens are beautiful but, as the roads here, the direction signals are just terrible. I can imagine a bee wanting to pollinize a rose, and then it follows the signs and ends up pollinizing a daisy. Later in the beehive all the other bees will look at this bee with a regretful look because now their honey will just get the millefiori category. Anyway, Enrique found his little present: the botanical garden is located in Salamanca Street which is the city of Spain where his mum was born and where his grandparents still live.
Furthermore, that wasn’t the only Spanish legacy in the capital city. In the waterfront, we found a screen of the Spanish Embassy honouring all the Kiwis who fought in the Spanish Civil War (1936-1939) literally “in defence of the liberty”. The screen doesn’t say if they succeeded or not, so we still don’t know which side they’re talking about. Never mind, it’s better not to know it.
But our favorite place has been the Te Papa museum, with free entry as we like it. It hosts exhibitions about Maori culture, migration movements to New Zealand and local geology, biology and natural sciences.
They’ve got a huge pavilion about the fauna you can find in the coasts of Aotearoa. There’re 40 complete skeletons of different marine mammals (a killer whale, a 25-meters-long blue whale, sea lions, etc.), a skull of a sperm whale and a 12-meters-long giant squid preserved in formalin.
Everything was really interesting. Now, we’re in Tasman, in the North of the South Island, but we’ll tell you about this on our next update. Meanwhile, here is a new little bit of Maori culture.When Maui and his brothers caught the SunMaui was half asleep at home when he heard one of this brothers complaining about how short the days were. They only had time to work! Tama Nui Te Ra, the God Sun, came out in the mornings and quickly run all his way through the sky reaching the other side of the world in a short time.Maui, sick of listening to these complaints, told his brothers to follow him, that they’ll catch the Sun. They all accepted although they found that was going to be an unreachable challenge. Maui ordered them to weave some ropes with flexes and waited for the Sun in the east side of the world. When the Sun started his daily movement, Maui and his brothers trapped him with the ropes. This ropes resisted the heat of the Sun just enough time for Maui to break the God’s knees using the magic jaw bone of his grandfather.
Since that day, Tama Nui Te Ra, the God Sun, walks slowly and cripple on his way through the sky to the West, making days longer.

Enrique & Marina