La calle de las Cruces desemboca en la malnombrada plaza de las Cruces.
Ambas localizaciones llevan el mismo apelativo, ambas referidas a unos elementos religiosos que destacan en sus espacios.
La primera lleva su nombre gracias a una pareja de cruces de madera pintadas de verde e incrustadas en su pared norte y cuya historia ya hemos contado con anterioridad. La segunda debe su nombre a las tres columnas de mármol blanco que sostienen otras tantas cruces de hierro forjado.
En la foto de arriba podemos ver las perspectiva de las columnas desde la calle estrecha y sombría a la que hacemos referencia y que lleva hasta el final del ensanche cruzándose con la calle Doncellas.
Antiguamente el lugar era conocido como la plaza de los Cuatro Vientos, pero este nombre ha decaído en favor del nombre de plaza de las Cruces aunque éste último no es oficial. El calvario que se representa está construido sobre un pedestal de ladrillo de tres escalones y está rodeado por una verja de hierro.
En el interior nos encontramos con tres columnas, la del centro, más alta, con capitel corintio y las laterales con capiteles dóricos, que sustentan tres cruces.
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