"Éramos cuatro: George, William Samuel Harris, yo y Montmorency. Estábamos sentados en mi habitación, fumando y charlando sobre lo mal que nos encontrábamos; mal desde el punto de vista médico, naturalmente.
Todos nos sentíamos enfermos, y eso nos estaba poniendo bastante nerviosos. Harris dijo que a veces le daban unos mareos tan extraordinarios que apenas sabía lo que hacía, y después George dijo que también él tenía mareos y apenas sabía lo que hacía. En mi caso, lo que no funcionaba era el hígado. Sabía que el hígado no me funcionaba porque acababa de leer un prospecto de píldoras hepáticas donde se detallaban los diversos síntomas que permiten reconocer el mal funcionamiento del hígado. Yo los tenía todos."
Hoy vengo con uno de esos títulos que escuchas durante tiempo pero realmente no tienes muy claro de qué trata. Hasta que un día decides que tal vez abriendo el libro y echando un vistazo... y es un perdición. La primera sonrisa en la librería indica que te lo vas a llevar a casa. Más de 50 millones de ejemplares vendidos, estaba claro, por algo era. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Tres hombres en una barca (por no mencionar al perro).
Tres hombres tremendamente hipocondríacos, deciden que un viaje por el Támesis en busca de una vida sana es lo que mejor les conviene (y se llevan por cierto a su perro). Mediante este viaje viviremos los imprevistos y dificultades que les surgen a estos amigos, que no serán pocos.
Ahora es cuando os digo para impresionaros que según The Guardian es una de las cien mejores novelas de todos los tiempos. O que según la publicación Esquire es una de las tres novelas más divertidas de todos los tiempos. O que el autor, cuya idea inicial parece ser que fue escribir una guía de viajes, no pretendíó escribir un libro cómico. O mejor no, no os digo nada de eso y os hablo de la historia.
Como ya habréis deducido es un libro ligero. Las aventuras y desventuras de estos tres amigos, no ya para navegar por el Támesis, sino incluso para comenzar su curiosa excursión, es francamente divertida. Desde el primer capítulo con las presentaciones nos encontramos tentados de sonreír. Y, a medida que avanzamos entre la desesperación por su torpeza y las risas por las consecuencias de estas torpezas, empezamos a creer que el viaje jamás va a comenzar. Pero comienza, vaya que si comienza, y allí que acompañamos a Jerome con sus amigos, y el perro. Porque el libro, narrado en primera persona, nos lo cuenta el propio autor tal vez recordando que su viaje de novios fue justo una excursión por este río. Y junto a las anécdotas que lo componen vamos descubriendo un punto de chanza, de mofa, a muchas costumbres de inglés casi aburguesado en aquella época con la excusa de reírse de uno mismo.
Un tono cercano, algunas descripciones para que no se nos antoje estar ante un simple anecdotario, y mucho humor inglés son los secretos de un libro que no ha quedado obsoleto pese a los años transcurridos. Personalmente, no suelo leer muchos libros cuyo fin sea buscar la risa del lector, no por prejuicios, sino porque mi sentido del humor muchas veces va por otros derroteros al del autor. Sin embargo, en este caso es fácil sonreírse ante las peripecias de sus hipocondríacos protagonistas. Convertido ya casi en un clásico nos plantea la posibilidad de clásicos divertidos frente a los densos, y de pasar unas cuantas tardes entretenidas mientras navegamos en compañía de estos tres hombres (y su perro).
Ya que hablamos hoy de libros divertidos, que muchas veces vienen bien para aligerar otras lecturas, la pregunta es fácil, ¿cuál es el último libro que os hizo echar una carcajada?
Gracias