- El hombre que amaba a los perros, del cubano Leonardo Padura (en la colección de bolsillo Tusquets, que no están los tiempos para gastar innecesariamente), donde se mezclan tres historias, la Trotsky, la de Ramón Mercader y la de un cubano que podría ser el propio autor. Por supuesto todo confluye en la escena del famoso piolet. Narrada con agilidad y magnífica documentación histórica. El autor es muy bueno situando las acciones en su marco geográfico e histórico: Siberia, la isla de los Príncipes, la España de la guerra civil, el México de los años treinta, la Cuba desde los años setenta...Todo un placer para los amantes de la novela histórica con fundamento.
- Los hijos de Nobodaddy, del alemán Arno Schmidt (en Debolsillo), que reúne tres relatos largos. El primero Memorias de la vida de un fauno, transcurre entre el nazismo y la II guera mundial, escrito a base de epígrafes interrelacionados, rebosante de sarcasmo y de rabia. La voz personalísima del autor está detrás de una visión lúcida y aciaga del mundo en el que vive. El brezal de Brend transcurre en la posguerra y el tercero, Espejos negros, ofrece una visión apocalíptica del mundo. Si al principio cuesta adentrarse en su forma de escribir, poco a poco vas quedando conquistado por la coherencia y la fuerza de esa voz poderosa de descifra un mundo terrible.
- Cárceles imaginarias, de Luis Leante (en Alfaguara, una pasta). A este libre llegué porque estaba investigando sobre la Filipinas de finales del siglo XIX. Y en realidad se trata de un folletín, bien escrito, eso sí, con cierta ambientación histórica, pero el autor está más pendiente de los avatares sentimentales y familiares de los personajes que del entramado histórico en el que se desenvuelven. Hay que reconocer que el folletín funciona. Al principio de la novela creíamos que el protagonista era un verdadero luchador anarquista en contra de su clase, pero al final no resulta ser más que un huevón muy familiar.
En estos días de rescate, intervención y precipio, entre las urgencias del facebook, también debería ser posible leer aquello que nos gusta. Y mi género son las novelas con fondo histórico. Y aquí van tres recomendaciones: