Según varias versiones, el pasado 18 de junio, Enrique viajaba en su automóvil acompañado por una joven, cuando fue interceptado por vehículos desconocidos que le marcaron el alto sin previa identificación. Enrique, temiendo por su vida, intenta escapar pero es perseguidos por los hombres misteriosos quienes, algunas cuadras más adelante, abrieron fuego en su contra quitándole la vida de manera inmediata. Se supo después que quienes dispararon, supuestamente fueron agentes ministeriales que se habrían confundido en la búsqueda de varios criminales.
El caso de Enrique no es el primero; hace algunos meses se supo también el caso de un joven albañil en la colonia Balcones el Valle.. Una tarde, agentes ministeriale sintentaron hacer una detención sin sustento legal según la familia, el joven intentó huir pero al hacerlo fue baleado, presuntamente, por los mismos agentes. En este caso y según relató la misma familia, recibieron amenazas posteriores para que no se denunciara el caso, sin embargo, como les fue posible, la denuncia fue presentada.LA PGJE reconoció esta muerte y la responsabilidad de un agente, aunque se sabe que eran cuatro los que se encontraban a bordo y más de uno disparó.
Uno más ocurrió este mismo año. Familiares de de la víctima denunció que días antes un grupo de hombres, que habían dicho ser agentes de la Policía Ministerial, llegaron a su domicilio y se llevaron a su esposo en vehículos no identificados. En este caso, la víctima había estado presa pero salió antes debido a problemas de salud. Poco después el cuerpo sin vida apareció torturado y con un mensaje en el pecho. Fuentes internas de la PGJE señalan que le hombre habría ingresado al edificio de la MP y que superiores tenían el conocimiento de este hecho. Se presume que lo habrían matado ministeriales al excederse en su tortura, pues el joven tenia problemas de salud y fue arrojado para simular muerte con el Crimen Organizado. Es importante mencionar que este hombre usaba silla de rueda debido a un problema que tuvo años antes.
El caso de Enrique no es el primero y seguramente no será el último mientras no haya un control detallado y riguroso en esta corporación. El actuar de los agentes causa desconfianza entre la sociedad al saberse que son ellos mismos quienes investigan estos hechos por lo que no hay certeza de que se logrará justicia. “Perro no va a delatar a perro” decía la tía de Enrique Gómez al encarar al vocero de seguridad.