Tres poemas de Rosa Alice Branco

Por Veronicaaranda
ROSA ALICE BRANCO  (Aveiro, 1950).A DIVISIBILIDADE DOS AROMAS
Pela janela vem o cheiro da manhã, da relva
e das rosas salpicadas de fresco que se casam com o cheiro
dos lençóis sonolentos. Ao bater a porta já só sinto
o meu perfume, o que pomos por cima das certezas
e das dúvidas, por cima dos segredos que trespassam a pele.
Em breve me confundirei com o cheiro dos outros, daquele homem
vergado pelo saco de batatas, da florista a compor as margaridas,
da peixeira à porta da vizinha mostrando as goelas sangrentas
(talvez porque se tenha levantado cedo e apregoar assim
fere a garganta), das crianças a caminho da escola, de todos
os que hão-de cruzar o meu dia e de ti que hás-de cruzar
também a minha noite. Contar-te-ei todas as horas com a mistura
dos aromas que me compõem e ouvirei na tua pele
a subtil diferença entre os dias. Amanhã fecharemos a porta
e o teu cheiro irá entranhado em mim até uma distância infinita
das rosas que cantam à janela e seguirei pela estrada
estendendo a pele às dádivas do dia.

LA DIVISIBILIDAD DE LOS AROMAS
Llega por la ventana el perfume del día, de la hierbay de las rosas salpicadas de frescor que se mezclan con el aromade las sábanas somnolientas. Al llamar a la puerta ya sólo sientomi perfume, el que ponemos por encima de las certezas y las dudas, por encima de los secretos que traspasan la piel.Pronto me confundiré con el olor de los otros, de aquel hombredoblado por el saco de patatas, de la florista arreglando las margaritas,de la pescadera en la puerta de la vecina mostrando las gargantas sangrientas(tal vez porque se haya levantado pronto y pregonar asídaña la garganta), de los niños camino del colegio, de todoslos que han de cruzar por mi día y de ti que has de cruzar también por mi noche. Te he de contar todas las horas con la mezclade los aromas que me componen. Y oiré en tu piella sutil diferencia entre los días. Mañana cerraremos la puertay tu aroma irá entrando en mí hasta una distancia infinitade las rosas que cantan en la ventana y seguiré por el caminoextendiendo la piel a los dones del día.


57. LAS ESTACIONES DE BASHÔ
Todo lo que caminacambia de nombre.Bashô es ahora Bashô.
Los árboles toman el nombrede sus hojas. En cada ramael canto de los animalesva tejiendo el verde.
Los nombres dulcificancuando se inclina el fruto. Las cerezas dan sombra en la bocaque saborea la sed.
Esparcido en el sueloel nombre de los árbolesal sabor del vientoen la lengua del crepúsculo.
La espuma del airesobre la rama desnudadonde el nombreno encuentra remanso.
Bashô entra en Bashô.Después dará su nombrea otro caminante.

A letra mais pequena

Caminhas na praia. As sandálias nas dunas
junto à erva agreste de outros dias. O sol
não te queima, não te fere os olhos ao meio-dia.
Soletramos o amor com a letra mais pequena de uma língua
acabada de inventar. Sabem as gaivotas. Sabe o mar.
Era uma vez. Era assim que te agasalhava a noite
e me enrolava nos teus olhos para encontrar
a luz. Não é com a memória que caminho.
As manhãs de névoa como as camarinhas
que cresciam nas dunas. Com quem posso
agora falar de camarinhas? Saborear o gosto
das bagas e dos risos. Vamos apanhando conchas,
castelos, príncipes, borboletas. Vamos perdendo
o que encontramos. As mãos vazias. Os passos leves.
Os olhos crescem como a erva nas sandálias.

LA LETRA MÁS PEQUEÑA
Caminas por la playa. Las sandalias en las dunasjunto a la hierba agreste de otros días. El solno te quema, no te daña la vista a mediodía.Desciframos el amor con la letra más pequeña de un idiomarecién inventado. Lo saben las gaviotas. Lo sabe el mar.Fue una vez. Fue así como te abrigaba en la nochey me envolvía en tus ojos para encontrarla luz. No camino con la memoria.Las mañanas son de niebla como las gotitasque crecían en las dunas. ¿Con quién puedo hablar ahora de gotitas? Saborear el gustode las bayas y las risas. Vamos cogiendo conchas,castillos, príncipes, mariposas. Vamos perdiendolo que encontramos. Las manos vacías. Los pasos leves.Crecen los ojos como la hierba en las sandalias.
                                 © Rosa Alice Branco     De Soletrar o Dia, Quasi Edições, 2002
                                © Traducción: Verónica Aranda