Maskin, Nobel de Economía en 2007, ha explicado que en un momento en que el desempleo supera el 20 %, "la prioridad es hacer que la gente vuelva a trabajar, no obsesionarse con la deuda".
En misma esa línea, el chipriota Pissarides, Nobel de Economía en 2010, ha defendido que "empezar reduciendo el déficit es un error", y ha apostado por comenzar por "las reformas estructurales necesarias, que ya implican un shock negativo sobre la economía".
Kydlan, Nobel de Economía en 2004, ha señalado que la productividad laboral que en Italia, España y Portugal creció hasta 1995, se ha estancado
Maskin también ha incidido en que recortar las inversiones en I+D+i es "un error" que los políticos españoles no deberían cometer.
Respecto a la reforma laboral, Pissarides ha indicado que el español es un mercado laboral dual en el que una parte de los trabajadores "no tiene salarios flexibles ni pueden ser fácilmente despedidos ni recolocados".
"No se crearán nuevos empleos en los sectores que necesita, a no ser que se levanten estas restricciones", especialmente para eliminar las diferencias entre los contratos temporales y los indefinidos, ha advertido.
Ha defendido también implantar el "contrato único" -planteado para reducir las diferencias entre contratados fijos y temporales-, desde un "acuerdo cooperativo" en el que participen también quienes se encuentran fuera del mercado laboral, sobre todo jóvenes y mujeres.
Según el economista chipriota, "el resultado sería mejor que el actual", aunque también ha aconsejado esperar a ver si la reforma laboral es lo "suficientemente contundente como para eliminar la rigidez en esa parte del mercado", convencido de que "será necesaria una segunda fase" que ahonde en esa dirección.
En cuanto a la propuesta del Banco de España de eliminar el salario mínimo para jóvenes, ha apuntado que esta medida "relajará el desempleo juvenil", pero apenas tendrá impacto en el mercado laboral en general.
Preguntados acerca de la reforma de las pensiones, los tres se han decantado por prolongar la edad de jubilación, ya que las otras dos opciones serían la de aumentar los impuestos sobre la población activa o reducir las pensiones en al menos un 20 %, ambas menos "lógicas" que la primera, según Pissarides.