Sabéis que dije que quería leer todas las obras del autor estadounidense, un reto personal sin fecha de caducidad y que puede parecer complicado... al menos hasta que recordamos los libros ya leídos del autor. Tanto los que me han gustado como los que menos me han dejado buena sensación, esa de una lectura intensa y que merece la pena: Carrie, perteneciente al primer grupo, no es una excepción. Todos conocemos historia y me atrevería a decir que final también, sabemos que no da excesivo terror, hemos oído hablar de la madre, de la escena de la regla. Pero había que comprobarlo personalmente. Y sí, Carrie, no siendo uno de esos libros perfectos -estilísticamente hablando, claro- que ha publicado el autor en los últimos años, es, sin duda, una obra excelente. Por la construcción de personajes, el tratamiento del terror (que no es mucho, pero desde luego impresiona: a algunos la telequinesis, a otros, los más, la terrible madre de la protagonista y su manera de mantenerla aislada del mundo) e incluso por la forma de contarlo, utilizando periódicos, libros y narración normal. Una novela maravillosa que merece muchísimo la pena, de esas que hacen pensar y se quedan contigo mucho después de terminada la lectura. Aunque solo sea, si no os gusta el autor o el tema, por sacar el tema del abuso escolar más brutal antes de que estuviera en boca de todos. Recomendable hasta la saciedad. Todavía no me he encontrado el libro de Stephen King que me disguste demasiado (por algo el autor va escalando puestos entre A) más leídos y B) favoritos) pero así y todo me atrevería a decir que esta es una de sus novelas más brillantes.
MÁS RESEÑAS DE LIBROS DEL AUTOR
Mi primer Pynchon. Qué emoción, caray. Por fin le he podido echar mano a este fascinante autor (por si no lo conocéis: es uno de los autores estadounidenses posmodernistas más importantes y nadie sabe cómo es. El Banksy literario), y lo he hecho con su novela más corta, de poco más de cien páginas. ¿El resultado? Fascinante, divertida, interesante, con vueltas y más vueltas introducidas expresamente para marear a lector y protagonista... una maravilla. Dice Harold Bloom que para comprender la novela en su totalidad (já, en su totalidad. Para comprenderla mejor) es necesaria una segunda lectura inmediata a la primera. Sin embargo no creo que Pynchon quiera que nadie entienda del todo su novela, no creo que haya que tenerlo todo claro. Es una novela curiosísima en la que Edipa, la protagonista, no comienza a atar cabos, y nosotros con ella, hasta más allá de la mitad de la misma, y creedme cuando os digo que esos cabos que se atan tampoco quedan demasiado claros. La subasta del lote 49 trata, entre otras cosas, de la fina línea entre realidad y ficción o de lo especulativos y tontos que nos ponemos los humanos cuando creemos haber hallado una conspiración (en este aspecto me ha recordado ligeramente a la Trilogía de Nueva York de Auster). Es todo muy meta, y si cuando acabas de leerla buscas el título del libro en Google la experiencia será mucho más completa (siempre está bien hacerlo con este tipo de libros, eso sí, distinguiendo entre lo que hemos conocido solos y lo que nos han dicho en ensayos o páginas). Sin duda una novela recomendable, aunque no para todo el mundo. No es demasiado complicada de seguir -excepto ciertas partes, como la obra de teatro, que requiere más sentidos- pero puede resultar un tanto abrumadora.
Terminamos esta tanda, que ha ido de menos a más -aunque haya disfrutado de las tres novelas-, con el otro eremita de la literatura de los EE.UU., McCarthy (tras la muerte de Salinger quedan esos dos). Ya os conté que tenía muchas ganas de leerlo desde hacía mucho tiempo. Y qué decir, vaya, que sí. Es increíble como una novela que cuenta tan poco puede transmitir tanto. El autor nos sitúa en un escenario devastado, en el que poco y pocos quedan (la mayoría de lectores sostienen que ha habido algún tipo de catástrofe nuclear), en el que un padre y un hijo caminan y caminan a lo largo de una carretera para sobrevivir. A priori no parece nada destacable, pero la cosa cambia cuando tenemos en cuenta el manejo del lenguaje de McCarthy: oraciones cortas y contundentes que aumentan cuando los protagonistas están ligeramente más relajados, cuando han comido y bebido en las últimas horas, descripciones certeras pero a la vez secas porque cada una cuenta, diálogos rotundos. La escasez es la clave. Aquí no hay ni una palabra de más, y esto aporta un ritmo que deja al lector tan exhausto como a los protagonistas. Mencionar también la distinción entre los "buenos" (los protagonistas y alguno más) y los "malos" (aquellos que se han decidido por la supervivencia a todo coste) y las diversas menciones al fuego, no sé si tendrá algo que ver con el descubrimiento en primera instancia del mismo (es decir, los que evolucionaron, los buenos, llevaban el fuego, y aquí se habla de ello), o si me estoy perdiendo algo. Agradecería algo de luz sobre el asunto. Sin duda es una lectura maravillosa, cruda y terrible. Esta vez sí que os la puedo recomendar a todos, no con seguridad de que os vaya a gustar, claro, pero sí con esa esperanza.
Como dato curioso, estos dos últimos autores siempre están en las listas de posibles ganadores del Nobel, este año más aún siendo que Pynchon saca nueva novela. Así que, con motivo de la pronta resolución de este enigma tan interesante, yo os pregunto... ¿quién creéis que ganará el Nobel, o quién os gustaría que lo ganase? Yo me decanto por Philip Roth: su retirada del panorama literario ha sido muy recientemente y también lleva en las apuestas bastante tiempo. Las dos novelas que he leído suyas (aquí reseña de Némesis) me encantaron, y sería un incentivo para leer más cosas suyas. ¿Y vosotros? ¡Contadme!