La gastronomía de un país es para mí uno más de los muchos atractivos que puede tener un viaje y aunque intento probar, curiosear, visitar mercados, investigar ingredientes … no va más allá. Con eso quiero decir que no dejaré de visitar algo que me interesa porqué sea la hora de comer o no haré un desplazamiento de varios kilómetros para ir a probar una carta. También entiendo a aquellos que se organizan los viajes en función de la gastronomía o a los más sibaritas que cuando aterrizan en una ciudad llevan referencias de los mejores lugares para ir a comer o incluso de las especialidades que hay que probar en cada restaurante.Algunas veces seguimos las recomendaciones que leemos en las guías o preguntamos a los locales, pero la mayoría de veces, para que engañarnos, cuando entramos a un restaurante vamos totalmente a ciegas. Acertar más o menos es ya cuestión de suerte.La cocina búlgara, como en la mayoría de países balcánicos, es muy rica pero generalmente poco sofisticada. Se caracteriza por la calidad de sus productos frescos, de sus carnes y por la preparación a fuego lento de muchas recetas tradicionales. Por su situación geográfica entre Oriente y Occidente y por herencia histórica, es lógico encontrar influencias griegas, turcas o eslavas.Uno de los productos estrella y quizás el más conocido fuera de sus fronteras es el yogurt, cremoso, delicioso y al que se le atribuyen muchas propiedades beneficiosas. Otro lácteo ampliamente consumido es el queso cirene, un queso blanco muy similar al feta griego. Estos dos ingredientes nunca faltan en una mesa búlgara como tampoco las ensaladas. La más popular es la shopska que lleva tomate, pepino, pimiento verde, cebolla y cirene, pero hay muchas más, con nombres tan complicados de recordar y pronunciar como zhetvasrska, kalugerska o dobrudzhanska.El pepino es también un ingrediente básico y además de utilizarlo en las ensaladas se consume de muchas otras maneras, como en la sopa fría de pepino y yogurt llamada tarator, el gazpacho búlgaro. Como plato fuerte, abunda más la carne que el pescado, a excepción de la Costadel Mar Negro. La carne se suele preparar al grill y es muy habitual en los restaurantes comer lo que nosotros llamamos las parrilladas, que llevan carne de cordero, ternera, cerdo y pollo. Además de servir la carne con las ensaladas, la patata también está siempre presente, ya sea frita o guisada.En cuanto a las bebidas, Bulgaria produce vinos de calidad y buenas cervezas. Cada zona tiene sus marcas locales pero las que están más generalizadas son la Zagorka y Kamenitsa.El rakia es una bebida alcohólica parecida a la grapa, un aguardiente fuerte como el demonio que se elabora generalmente a partir de uvas o ciruelas aunque en algunas regiones lo hacen con albaricoques, manzanas, peras, higos o incluso rosas (en el valle de las Rosas).Una bebida refrescante que se consume en todo el país, especialmente en verano, es el ayran. Tiene un aspecto parecido a la horchata y se trata de yogurt líquido un poco ácido y ligeramente salado.En las ciudades podemos encontrar restaurantes de todo tipo, tanto de cocina tradicional como internacional y tampoco faltan las pizzerías, restaurantes chinos (aunque muchos menos que en otros países europeos), fast food de las cadenas más conocidas y kebabs.En la mayoría de localidades podemos encontrar las tabernas típicas llamadas mehanas. Estos establecimientos no son exclusivos de Bulgaria sino que se encuentran en toda la región de los Balcanes, Turquía o Irán. Según wikipedia, este nombre deriva de dos palabras persas: mey (vino) y hane (casa).En Bulgaria, cuando nos referimos a una mehana estamos hablando de un restaurante donde se sirve comida tradicional, con una rústica decoración y habitualmente con actuaciones musicales.Algunas de ellas son locales preciosos e inevitablemente un cebo para turistas aunque son frecuentadas también por locales.
Tal como se adivina por el título de la entrada, me gustaría recomendar tres restaurantes en Sofía. Y sí, dos de ellos son mehanas. ¿Lugares demasiado turísticos? No sé qué decir, al fin y al cabo turistas es lo que somos y nosotros comimos bien, nos trataron de maravilla, escuchamos música tradicional en vivo (sin hacerse demasiado pesados porqué de lo contrario pudo haber sido mortal) y los comedores muy bien decorados.
El primero de ellos es el Pri Yafata, recomendado en la guía Lonely Planet y muy popular. Céntrico y fácil de encontrar, en ulitsa Solunska (ó Солунска en alfabeto cirílico), núm 28, a cuatro pasos del boulevard Vitosha, la calle más comercial y animada de la ciudad.Hace más de un siglo que Pri Yafata sirve comidas y se pueden degustar los platos típicos de la cocina búlgara, con buenas carnes y buen vino (o cerveza en nuestro caso).Las paredes están decoradas con utensilios agrícolas, trajes típicos y objetos varios que te mantienen entretenido mientras esperas que te sirvan la comida. Aunque el restaurante es grande, el ambiente es acogedor ya que los diferentes comedores son reducidos y se reparten en tres pisos. Por la noche se aconseja reservar, aunque nosotros empezamos a cenar solos, eso sí, fuimos a las 8 de la tarde cuando el cuerpo ya nos pedía un poco de reposo.
Hadjidraganovite Kashti es otra mehana que aconsejo conocer. No se encuentra tan bien situada como Pri Yafata pero se puede acceder fácilmente andando desde cualquier punto céntrico de la ciudad. Está cerca de la Estación Central de autobuses, en ulitsa Kozloduy (Козлодуй en cirílico), núm.75, tocando al boulevard Maria Luiza. Lo encontramos por casualidad ya que la fachada llama la atención y no pasa desapercibida ni de día ni de noche ya que está bien iluminada. El interior es una preciosidad, un verdadero museo etnográfico y sólo por verlo merece la pena entrar. La carta muy parecida a la de Pri Yafata, especializada en carnes de todo tipo que nos sirvieron en espadas (меч).
El tercer restaurante que recomiendo, es totalmente diferente a los anteriores. Se trata del restaurante del Hotel Favorit, (ulitsa Knyaz Boris, núm. 193) un hotel nuevo situado también cerca de la estación Central de autobuses y a pocos metros de Hadjidraganovite Kashti. Es bastante conocido en la ciudad y suelen ocupar las mesas comensales que no duermen en el hotel, principalmente los sábados por la noche. Es pequeño, con una decoración moderna pero acogedor. Nos dejamos aconsejar y nos comentó el chef que tenía la mejor ternera de Sofia. Supongo que exageraba pero es cierto que me comí un solomillo difícil de superar. Platos bien presentados y buen servicio, con unos postres deliciosos. Bastante más caro que el estándar búlgaro (con el vino se dispara) pero mereció la pena.