Además de seguir los consejos del colegio os propongo tres sencillos trucos para que complementemos la labor de los profesores:
- Escribirle sencillas notas a los niños que encuentren en los más insospechados lugares. Podéis incluso aprovechar estas notas para reforzar su autoestima. Yo p.e a mi hija en el papel albal del bocadillo en tercero de infantil a veces le escribía “Me gusta tu sonrisa” o en el bolsillo del abrigo encontraba una nota que decía “Tus ojos me iluminan cada día”… tras varios mensajes de este tipo ella me sorprendió un día a mí con una nota que anegó mis ojos de lágrimas “Mama cada día me haces más feliz”.
- El siguiente consejo me lo dio mi abuela hace muchos años. Me propuso un día “Cariño si te cuesta leer, ¿por qué no pruebas a leer cualquier cartel que encuentres por la calle?, ya verás como poco a poco irás leyéndolos cada vez más rápido”. Y eso mismo le propuse yo a mi hija. Ahora estamos en la fase de explicarla que es mejor que la lectura sea interior ya que los viajes en coche se están convirtiendo en una tortura “IKEA, Autovía, STOP, muebles, compañía…”.
- Mi última propuesta conlleva más tiempo por nuestra parte y más ganas. Consiste en escribirle cartas que dejemos posteriormente en el buzón. Yo p.e le escribo cartas de una supuesta princesa muy valiente que vive en otro planeta y que busca tener una amiga en la tierra. Mi hija devora estas cartas y cada vez que vamos al buzón pregunta entusiasmada: “¿hay carta de la princesa?”. No os podéis imaginar todo lo que me he tenido que inventar para su deleite, al final acabaré publicándolo como un libro, ¿no es así como nació Harry Potter? (no pongáis esa cara...soñar es gratis…).
No nos preocupemos porque su interés por la lectura en estos primeros momentos no sea el que nos gustaría, el placer por la lectura se adquiere con el tiempo cuando su destreza lectora les permita disfrutar de cada página y les transporte a mundos de fantasía.