Todos platos perfectamente documentados y recuperados que hablan de un tiempo cambiante, de lucha armada y trabajo de campo, y que se basan, como toda la gastronomía catalana del s. XVIII, en tres alimentos básicos: el pan, de diferentes calidades y tipos de cereales; el vino, de mala calidad, más fuerte o dulce; y la carne, básicamente de ave de corral o de ternera, que era un producto más exclusivo y que se cocinaba a l'ast, con relleno o a la olla. América ya había descubierto a los catalanes el cacao y la patata -que inicialmente se consideraba un alimento para los animales-, pero sobre todo el tomate, que sofreído era, es y será la base de nuestra gastronomía.
Se trata de una oportunidad magnífica para romper moldes y buscar orígenes. Gracias a la gastronomía del ayer podemos degustar los platos del hoy. Bases que debemos respetar, conocer y disfrutar. 300 años para comérselos.
En la web de la Ruta 1714 pueden encontrarse todos los platos con sus recetas y los restaurantes donde degustarlos. En Barcelona, por ejemplo, en el bonito 4 Capellans del Hotel Barcelona Catedral; en La Font de Prades, en el Poble Espanyol; Diagonal Can Soteras; Espai Boi i Sà, donde también hacen talleres de degustación; La Paciència; Zanzíbar, y evidentemente, en el recién abierto nuevo restaurante del que fuera tantos años chef del Monvínic, el restaurante Sergi de Meià.
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