Los triángulos dan mucho juego en los dormitorios y suelen ser muy divertidos. En geopolítica los triángulos son mucho menos divertidos. Más bien son peligrosos.
Theodore Caplow en “Dos contra uno: teoría de coaliciones en las triadas” defiende que las configuraciones con tres elementos en sistemas políticos son intrínsecamente inestables. La tendencia inexorable es que dos de los elementos se alíen contra el tercero. El triángulo más estable es aquél en el que 1 es tan fuerte que 2 y 3 no pueden superarle ni aunque sumen sus fuerzas. En el resto de triángulos posibles, las combinaciones potenciales llevan al conflicto. Por ejemplo, cuando la diferencia de poder entre 1 y 2 es tan pequeña que la intervención de 3 puede venir a desequilibrar la situación a favor de uno de los contendientes. La guerra del Peloponeso estalló debido a esta constelación de fuerzas: la diferencia de poder entre Atenas y Esparta era lo suficientemente pequeña como para que la alianza de Corinto con Esparta viniera a desestabilizar la correlación de fuerzas.
Otra combinación es aquella en la que 1 sólo se ve amenazado si 2 y 3 se alían contra él. Este tipo de situación hace que 3, el elementos más débil de la triada, vea sus posibilidades aumentadas. Entre 1937 y 1945 en China se entremezclaron dos guerras: la guerra civil entre el Kuomintang y los comunistas y la guerra chino-japonesa. Los beneficiarios de esa situación fueron los comunistas el tercer elemento de esa triada. El Kuomintang tuvo que refrenar sus deseos de aplastarlos y buscar una cierta colaboración con ellos frente al enemigo común japonés.
Ahora mismo en la zona que ha empezado a llamarse el Indo-Pacífico, o sea el Océano Índico y el Pacífico existe una triada: EEUU, China y la India. No incluyo a Rusia en la jugada porque, aunque tiene intereses en la región y participa en algunos procesos como APEC o el East Asia Summit, no es un participante tan sustancial como los tres citados.
Lo primero que habría que preguntarse es ante qué tipo de triada estamos. Mi opinión es que estamos ante la más estable de todas: EEUU es más fuerte que la alianza China + India. Todas esas teorías sobre el inminente adelantamiento de EEUU por China siempre me han parecido tan ilusorias como las teorías de los años 50 que afirmaban que en unos pocos años más la URSS habría superado económicamente a EEUU.
China tiene una serie de debilidades que amenazan sus esfuerzos por convertirse en la primera superpotencia, aunque posiblemente busque más la paridad con EEUU que la consecución del estatuto de primera superpotencia. Incluso sin esas debilidades, EEUU mantiene una ventaja en ciencia y tecnología, en medios militares y en poder blando que no va a desaparecer de un día para otro.
Por si fuera poco, en esta triada EEUU y la India son aliados naturales. Hace 2000 años el indio Kautilya en el “Arthashastra” ya dijo que el vecino de mi vecino es mi aliado natural y eso es lo que ocurre aquí. China y la India comparten una frontera en la que ya lucharon en 1962. La India siente que China se le está metiendo en su patio trasero. Ambas, además, son potencias económicas emergentes y son más los sectores en los que pueden colisionar que aquéllos donde pueden cooperar.
La Administración Obama es consciente de lo anterior. En 2010 Obama fue el segundo presidente de EEUU en visitar la India y dio el apoyo de su país a que la India sea miembro permanente en el Consejo de Seguridad de NNUU. El pasado junio el Secretario de Estado, John Kerry visitó la India y dijo que la relación entre EEUU y la India sería una de “las relaciones definitorias” del siglo XXI. Ya sé que los políticos tienden a exagerar las cosas cuando hablan, pero en este caso podría ser cierto.