Siempre que sale por la televisión un conflicto laboral me estremezco. Es importante mantener una cierta distancia con tanta historia humana que sale en las noticias. Máxime cuando éstas siempre refuerzan la posición del patrón/institución pública. Ya pasó con la huelga de metro de Madrid, que salía Esperanza Aguirre (o la cólera de dios) a la palestra diciendo que estos pocos trabajadores habían “secuestrado” una ciudad -como si eso se pudiera hacer- cuando en realidad era la Comunidad de Madrid –el patrón- la que había secuestrado el Derecho a la Huelga de sus trabajadores intentando imponer unos servicios mínimos que casi implicaban a más personal del que había contratado en un día normal.
En el caso de los controladores –y controladoras- aéreos las cosas no siempre son como nos las explican en la tele. No digamos ya como las explica el Gobierno. Cuanto menos, en un conflicto así merece la pena echar un ojo a ver qué dicen esos pequeños demonios que controlan el espacio aéreo de este país. Y lo puedes hacer de manera bien sencilla, a través de este blog o de este post.
Por lo que parece, el colectivo de controladores y controladoras, además de tener un portavoz sindical sexy –que fue lo único que pareció quedar claro con su huelga del mes de agosto-, tiene problemas laborales bastante complejos. Básicamente, que su jornada laboral va más allá del límite físico exigible para una persona del siglo XXI. Cierto que en el XIX se trabajaban más horas, pero también había revoluciones todos los días, epidemias por todas partes y un Rey que vivía sin importarle lo que pasara en su reino que… bueno, las cosas tampoco han cambiado tanto.
AENA, el organismo estatal que se hace cargo del control de los aeropuertos y del espacio aéreo –unos puntos verdaderamente estratégicos para cualquier Estado actual-, ha visto cómo se han multiplicado las necesidades laborales de un colectivo como el de los controladores. Ahora, eso es cierto, existen muchos más aeropuertos por la geografía nacional. En total, 48. Nada más y nada menos. Pero al parecer no han aumentado la plantilla de controladores.
Por el contrario, la solución de AENA ha sido la de subir el precio de la hora extra. Haciendo que los trabajadores de cualquier torre de control cobren lo que cobran –que se dice que es mucho, que puede ser menos pero que, en cualquier caso, está por encima de la media-, pensaba AENA que ya todo estaba solucionado. El mensaje de estos días ha sido simple: los controladores hacen horas extras porque les da la gana.
Si alguno de Uds. trabaja –que con tanto millón en el paro ya no sabe uno cómo se comportan sus lectores- habrá comprobado que generalmente las horas extras no se hacen queriendo. Se hacen porque no queda más remedio. ¿Se imaginan una torre de control donde a todos los controladores se les cayera el lápiz al sonar el timbre? Sí, sí. ¿Se imaginan a cualquier controlador dedicando las mismas horas de trabajo efectivo que, pongamos por caso, una conocida mía que es funcionaria del Ministerio del Aire? Más de uno y más de dos no cogían el avión.
A esta situación el Gobierno, que es el responsable de AENA, ha contestado mandando a hacer puñetas los derechos laborales de los controladores. El viernes día 3 de diciembre –con un par- el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio de Fomento, Sr. Pepe Blanco –y en botella-, aprobó un decreto por el que los controladores de AENA debían devolver las horas de baja que habían tenido durante el año. ¡Devolver horas de baja! Es decir, que si Ud. es controlador o controladora y ha tenido un hijo durante 2010, cogiéndose sus correspondientes días de baja, los cuales son un derecho de todos los trabajadores de este país, ha de hacer como si no contara y volverlos a trabajar. ¿Qué tuvo un resfriado en el mes de febrero que le tuvo con fiebre una semana en casa? Pues ahora esa semana me la trabaja de nuevo. Ellos te lo pagan, no vaya a ser que tengas de qué quejarte o los llames esclavistas.
Los controladores, en el momento de conocer el decreto, actuaron de manera irresponsable y mandaron a tomar vientos la convocatoria legal de huelga. Desconozco por qué estos señores tienen un sindicato diferente, propio, y no se integran con otros sindicatos de sus compañeros de AENA, pero lo que está claro es que su legitimidad sindical ha perdido mucha fuerza por culpa de una acción que, aunque comprensible, no estuvo bien medida.
Ahora son ellos los malos de una película que se televisa en todas las pantallas de las salas de estar de España. Son ellos los que han acabado, sin previo aviso, con las vacaciones del español medio –algo intocable desde que el mundo es mundo y a España la gobernaba Franco-, los que amenazan la fecha de Nochebuena y Navidad y los que han hecho que los focos se desvíen del incompetente Ministro.
Porque es el Sr. Blanco, una vez más, quien habría de pagar los platos rotos. Es él quien se los ha cargado siendo incapaz de gestionar un conflicto laboral en un departamento de su Ministerio. Es él quien ha vuelto a sacar a los tanques a las calles, ocupando la casilla inmediatamente inferior a la de los Señores Tejero y Milans del Bosch. Es el PSOE quien ha hecho de farolero en esta juerga de la privatización que se está produciendo en todo lo público en España, impidiendo que un cuerpo laboral bien pagado, como el de los controladores, se vea incrementado justo cuando piensa vender esa empresa a algunos de los 37 empresarios más influyentes del país.
No sé a Uds. pero a mí este conflicto abierto durante los días de asueto nacional me han servido para acercarme a la realidad de unos trabajadores y trabajadoras que podrán cobrar en un mes lo que yo en un año, podrán tener su propio sindicato, podrán fallar en su forma de reivindicar sus derechos pero que, en el fondo no dejan de ser trabajadores con los que en muchos aspectos me puedo sentir identificado. Harán más huelgas, me dejarán sin volar, o con retrasos, me perderé fiestas familiares por culpa de ellos y me acordaré por tanto de todos sus muertos, pero sabré que quien tiene la culpa lleva corbata y se dice llamar Ministro. Al final van a hacer bueno eso de “líbreme dios del PSOE, que del PP me libro yo solito”.