Tribulaciones de un sicario

Publicado el 19 marzo 2010 por Carmina

El mundo de los blogs me ha deparado muchísimas sorpresas, tanto en el ámbito lector, como en el ámbito escritor. Y es que soy de ese grupo reducido de lectores a los que les apasiona escribir, yo de momento sin grandes pretensiones, pero disfruto cuando algún blogger conocido publica sus creaciones. Debo reconocer que he leído pocas de esas creaciones y que tengo algunas en la recámara porque no puedo compaginar todas las lecturas, pero me gusta de vez en cuando adentrarme en las páginas de autores no consagrados. Esta no es la primera novela que publica Elena Casero, pero si la primera que he tenido el placer de leer, si tuviera que expresar en pocas palabras lo que para mi ha significado su lectura, estas serían un soplo de aire fresco.
Desde el primer párrafo la autora me engancho en una narración dinámica con un estilo directo, con unos personajes muy bien delineados, a los que en el caso del protagonista vemos crecer y transformarse ante nuestros ojos de un ser anodino y mediocre a una persona capaz de tomar las riendas de su vida y de mirarla de tu a tu los ojos, no simplemente dejándose arrastrar por ella.
Con gran naturalidad y frescura Elena Casero nos relata las andanzas de Anselmo de la Rua, el ultimo eslabón de una familia adinerada e indolente que ve desaparecer lo poco que le queda a la muerte de sus padres, por el dispendio de su progenitores. Al amparo de una renta vitalicia otorgada por su abuela se traslada a una pensión donde ve pasar la vida sin terciar para nada en su destino, hasta que por azares informáticos se ve privado de ese dinero con el que languidecía y se ve abocado a tomar una decisión que cambiará el curso de su vida y le hará madurar a los cincuenta y tres años.
El hábito no hace al monje, eso parecía pensar Anselmo cuando se plantea el buscar un trabajo con el que vivir hasta que se subsane el error informático que se alarga demasiado en el tiempo, mientras vive de la caridad de su casera, y a la vez bálsamo de sus cuitas. Lo único que le queda a un señorito de provincias que nada ha hecho en su vida es convertirse en sicario, pero parece que ni eso es capaz de hacer sin la ayuda de Doña Celia que lo acurruca entre sus brazos mientras le dirige la vida.
La misión encomendada no es difícil si no fuera porque no cuenta con los medios adecuados y porque el hombre al que tiene que vigilar es el dueño del museo ubicado en el palacete en que ha pasado su infancia y parte de su juventud, ello le provoca sentimientos encontrados y en el curso de las investigaciones descubre cosas sobre su familia que le harán cambiar su forma de actuar y de ser, madurando de golpe y siendo capaz de mirar a la vida a los ojos y tratarle de tu a tu.
Se trata de una historia hilarante, divertida, que cumple el cometido de toda literatura, entretener y divertir, es fácil de leer y te atrapa entre sus páginas consciente del cambio que se esta gestando en Anselmo y ansioso de llegar al final en que un hombre asentado es capaz de gobernar su día a día e incluso dar ordenes. Como contrapunto al personaje de Anselmo se encuentra Antonio, el personaje más cómico, el que es capaz de arrancarnos sonrisas y porque no alguna carcajada, pero para mí también el menos creíble, esa disociación de personalidades me parece poco probable, aunque quien sabe, a veces la realidad supera a la ficción.
Tribulaciones de un sicario, tal y como el propio título indica es un viaje a través de los pensamientos de un hombre enfrentado a su propia realidad, que terminará descubriendo secretos de familia y será incapaz de cumplir con su misión al tiempo que contará con la inestimable ayuda de Antonio y de una balsámica Doña Celia que dará a Anselmo empujones para afrontar el día a día cuando este se muestra indeciso.
Me ha gustado también la ambientación en una ciudad de Provincias, y sobre todo los rumores y como ha entretejido la trama de forma que era imposible soltar el libro una vez empezabas a leer. Para mi más que recomendable una mirada a la realidad de muchas personas indolentes en clave de humor.