Tribulaciones (iii)

Por Malaventura
Ciudad Terrenal: 
  Todo hombre tiene un pasado, eso lo sabe también el agua que purifica, el aceite que consagra, el fuego que ilumina, la mano que bendice y la paloma que con una rama de olivo en el pico vuela por encima de las cúpulas del boato y la ceremonia. 
 El pecado enturbia la conciencia. Se peca de pensamiento, palabra, obra u omisión. Abstraerse de la solidaridad humana, desamparar el dolor moral y físico y no condenar estructuras contrarias al estado de derecho, son pecado. El arrepentimiento, la penitencia, la reconciliación y la sincera responsabilidad de servicio asean la culpa. 
  Intuyendo que iban a venir para llevársele y proclamarle rey, se volvió él solo al desierto de los bienaventurados, allí donde ni siquiera tenía una piedra sobre la que reclinar su cabeza. Quien desea vivir en la humildad y la pobreza se despoja de todo, dijo.