Tribulaciones (xxix)

Por Malaventura

Critica-me:
Apunta tu dedo, enfoca tu mente, desata tu lengua en mí. Emplea tu tiempo y tus energías en señalar mis limitaciones, en criticar todos mis inagotables defectos y mis exiguas virtudes. Llena mis vacíos personales con tus críticas. Sé negativo con arrogancia, sé duro, enjuicia con desmesura mis burdos valores. Encasíllame, no me consueles, no me comprendas, no me aconsejes, no me ayudes; no son deberes que a ti te atañen, no te equivoques, condena mi alma. Menosprecia cada logro, cada decisión, cimenta tu satisfacción sobre mis frustraciones. Siéntete bien pateando mi mundo, desahógate sin remordimientos, no justifiques tus motivaciones. Presa de la que puedes regodearte sin consideración por no ser más completo de lo que debería, por no vivir y no corresponder a tu agrado como debería, asumo tus juicios con humildad sin que nadie te haya pedido opinión.
Si difamas que tu perfidia sea un elemento subversivo, un destructor de existencias fracasadas. Las cenizas de la maledicencia son arrojadas a los cuatro vientos y la indiscreción hace el resto.