La historia de esta declaración es de lo más curioso. La agrupación medioambiental izquierdista Greenpeace presentó el primer recurso legal en Alemania contra una patente de líneas de células madre embrionarias. Greenpeace se basó en una directiva de la Unión Europea que establece que se excluyen de la patentabilidad las técnicas con células madre si requieren la destrucción de embriones humanos. Ya se ve que los asuntos de bioética no están divididos políticamente entre izquierda y derecha. El interés de Greenpeace refleja la amplia oposición de la sociedad alemana (aversión común por la mentalidad eugenésica promovida por el régimen nazi en el país durante las décadas del treinta y del cuarenta) a cualquier clase de comercialización de técnicas destructoras de la vida, como es la investigación con células madre embrionarias.
El Tribunal de Justicia considera que todo óvulo humano, a partir de la fecundación, debe considerarse un embrión humano, habida cuenta de que la fecundación puede iniciar el proceso de desarrollo de un ser humano. Esta decisión sienta un precedente judicial serio que, ciertamente, tendrá amplias repercusiones en temas como el aborto, la FIV, la investigación con células madres en general y la donación de óvulos. Se trata de una decisión que protege la vida y la dignidad humana. Se trata, sin duda, de una sentencia histórica, hacia la creación de una cultura jurídica comprometida con la vida humana.