Conocido por su faceta cómica y su asombrosa capacidad para improvisar y poner voces, Williams despuntó como actor a finales de la década de 1980 gracias a películas como Good Morning, Vietnam! y al inmortal canto generacional El club de los poetas muertos, que nos invitó a muchos a leer a Walt Whitman y a apreciar la literatura desde otra perspectiva. Posteriormente, Robin Williams se convirtió en el amo y señor de los 90 y en uno de los actores mejor pagados de la industria, protagonizando cine familiar y comedias como Hook, Señora Doubtfire y la gran aventura Jumanji. Aunque también trabajó en películas de dudosa reputación durante esta década, como Más allá de los sueños o El hombre bicentenario, Williams demostró su talento para el drama con interpretaciones únicas como las de Despertares (junto a un impagable Robert De Niro) y El indomable Will Hunting, por la que ganó uno de los dos Oscars que se llevó este clásico moderno. También prestó su voz al mítico genio de Aladdin, apareció en Friends junto a Billy Crystal y colaboró con pequeños papeles en las películas de su amigo Kenneth Branagh como Morir todavía y la magistral Hamlet. Con la llegada del nuevo milenio, participó en Insomnio junto a Al Pacino y pronto su estrella dejó de brillar con fuerza. Williams empezó a trabajar en comedias menores y en películas de escasa trascendencia como El hombre del año y El mayordomo. Recientemente pudimos ver su regreso a la televisión en la serie de la CBS The Crazy Ones, una comedia sencilla y correcta cancelada prematuramente.
Sus compañeros de trabajo sólo tenían elogios para él, como demuestran los recientes comentarios que le han dedicado personalidades como Steve Martin, Conan O'Brien, Michael J. Fox, Steven Spielberg y el mismísimo presidente Obama, pues no somos pocos quienes crecimos con sus películas. Cuentan que, durante el rodaje de La lista de Schindler, Spielberg se hallaba al borde de una profunda depresión, y que Williams le llamaba por teléfono para gastarle bromas y animarle. Cuando Christopher Reeve sufrió el terrible accidente, Williams fue de los primeros en visitar a su viejo amigo en el hospital, haciendo pasarse por un médico ruso que venía a examinarle el recto. Anécdotas de este tipo dicen mucho de su carácter.
En un año marcado por el fallecimiento prematuro de Philip Seymour Hoffman (uno de mis actores favoritos) y por la despedida de Eli Wallach, el legendario Tuco, la pérdida de Robin Williams ha supuesto un duro golpe para el mundo del cine. Dicen que sufría depresión, tenía problemas con las drogas y el alcohol y que puede haberse quitado la vida. Su trabajo siempre será recordado, y sus películas seguirán inspirándonos. Dondequiera que esté, ojalá pueda seguir bromeando con sus amigos Christopher Reeve y John Belushi. Hasta siempre, Robin Williams, y gracias por tus películas.