Trier, la ciudad alemana más antigua

Por Flaviaaroundtheworld @FlaviaATW
¿Qué se te pasa por la cabeza si te digo "Alemania"? Seguramente fiestas de la cerveza, salchichas, Berlín, coches, un señor muy agradable con bigote, cerveza de nuevo ¿o me equivoco?
Pues ahora quiero que borres de tu mente esa imagen y que pongas una con anfiteatros, termas y puertas romanas. Sé que va a costar, pero inténtalo. ¿Lo tienes? Pues te acabas de transportar a Trier (o como se dice en castellano a Tréveris) la ciudad más antigua de Alemania.

Yo en la Porta Nigra de Trier

La ubicación de la ciudad en sus inicios facilitaría su defensa, ya que si alguien quería invadirla, tendría que bajar por empinadas colinas y luego cruzar el río Mosela. Pero hoy hace que lo primero que te sorprenda de Trier sea el hermoso entorno en el que está ubicada, sobre todo si vienes desde Luxemburgo.  Hay varios puntos donde puedes apreciar las increíbles vistas de la ciudad. Alejandro, un amigo leonés que vive en la ciudad, nos llevó hasta Mariensäule para ver Trier.

La huella romana

La ciudad entera está llena de referencias romanas. No es para menos, ya que esta ciudad fue conocida como la segunda Roma en el Bajo Imperio. De todos lo que nos ha llegado de esa época, creo que cualquier persona en su sano juicio destacaría por encima de todos la maravillosa Porta Nigra, apodada así por si visible color negro. Esta puerta es impresionante, la mires por donde la mires. Pensar que lleva en pie desde el siglo II no deja ninguna de que los romanos eran grandes ingenieros.

Porta Nigra por la parte exterior

Existen tres termas romanas en la ciudad, pero destacan las termas imperiales. La entrada vale 3€. Para mi lo mejor de aquí es la amplitud del recinto, la conservación de alguna de las paredes de las termas y el poder bajar al nivel subterráneo (que está muy fresquito y en ese día caluroso lo agradecimos). Además hay una  torre desde que las puedes observar desde lo alto. Las termas de Viehmarkt se encuentran en un edificio con cristales en Viehmarkt (plaza del ganado). Se puede entrar a visitarlas, pero también se pueden observar a través de los cristales. Esta plaza es un muy buen lugar para tomarte una cerveza en una de sus terrazas. Para terminar con las termas, me queda nombrar las termas de santa Bárbara que actualmente están cerradas.

Termas imperiales de Trier

¿Y qué es una ciudad romana sin un anfiteatro para el ocio? Pues Trier no iba a ser menos. Llegamos un poco más tarde de la última entrada permitida, así que nos conformamos con verlo desde las alturas, sin pisar terreno de gladiadores. Pero creo que fue más que suficiente.

Anfiteatro de Trier

Si lo que quieres es ver un edificio romano de grandes dimensiones, entonces tienes que acercarte hasta la basílica de Constantino, en su día sala del trono del emperador. Justo al lado se encuentra la rara, pero bonita, catedral. En su día fue la catedral cristiana más grande. Hoy es una mezcla de estilos, entre ellos el románico.

Catedral de Trier

Y para terminar con restos romanos de Trier, sólo queda el puente sobre el Mosela. Hoy sólo quedan los cimientos, pero aún aguantan el tránsito de los vehículos.

Muralla de Trier

Época pos-romana

Pero hay Trier más allá de lo romano. La Hauptmarkt (mercado principal) es el corazón de la ciudad. Esta parte se asemeja mucho más a la idea que tienes de este país con sus casas de madera. 

Hauptmarkt

No muy lejos de ahí está la Judengasse (callejón de los judíos), que conduce al barrio judío medieval.

Adentrándome al barrio judío por la Judengasse

Además en la ciudad hay varios palacios o palacetes con sus jardines. Perfectos para dar un paseo, descansar o tomar el sol.

Palacio electoral

¡Ah! Se me ha olvidado contar una curiosidad de esta ciudad. Aquí nació Karl Marx.

Jardines del palacio electoral