Trier, la ciudad más antigua de Alemania

Publicado el 17 octubre 2013 por Entrelugas

La ciudad de Trier, a 9 kilómetros de Luxemburgo, es conocida por ser la más antigua de Alemania, y desde el año 86, Patrimonio de la Humanidad.
Con semejantes títulos, uno espera encontrar una ciudad histórica, llena de reliquias y retales del pasado, y en cierto modo, así es.
Su antigüedad se remonta al año 56 a.c., cuando el emperador romano César entró en el país de Tréveris con la intención de asaltarlo. Él y sus tropas destruyeron por completo la cultura celta ya existente 1500 años antes, y se fundaron a la orilla del Mosela las primeras ciudades romanas: Augusta Treverum (Trier, o Tréveris en español), Confluentes (Koblenz, donde se juntan los ríos Mossel y el Rhin) y más adelante, a orillas del Rhin, Bonna (Bonn) y Colonia Agrippina (Köln, Colonia en español.).
El imperio romano, así como todos los imperios de la historia, tenía afán en demostrar su superioridad y poder con numerosas construcciones representativas y hasta entonces nunca vistas: termas, baños, anfiteatros, mercados, villas y carreteras.
En Trier destaca la famosa Porta Nigra (puerta negra), un doble portal macizo de piedra, con las cuatro torres en sus esquinas y construído sobre el 180 d.C.
Originalmente de piedra blanca y sin argamasa, a lo largo de los milenios se volvió de un color oscuro hasta ser prácticamente negra, de ahí su nombre característico: simplemente es que está sucia.


Nosotros llegamos desde Bullay en tren, en un viaje de 40 minutos entre paisajes repletos de viñedos, pueblos dispersos y llanuras, donde ya despuntaban con determinación los intensos colores otoñales.
Desde la estación central, llegamos en muy poco tiempo hasta el centro de la ciudad, nada más había que seguir una larga calle, todo recto. Enseguida dimos con el casco histórico y su calle principal, una arteria repleta de tiendas, restaurantes, terrazas y mucha, mucha vida. Esta calle desemboca directamente en la pintoresca Plaza del Mercado, su plaza principal, que igualmente es una explosión de gente, más tiendas y más restaurantes, y algún que otro puesto de mercado donde vendían frutas, verduras o souvenirs, entre otras cosas.
A pesar de que era un día gris, oscuro, la plaza me pareció especialmente bonita, colorida y brillante. Mirara donde mirase, todo eran edificios de colores diferentes, formas curiosas, tejados puntiagudos y mucha ornamentación. Era como estar dentro de un cuento de los hermanos Grimm, con sus peculiares casas y plazas medievales, en un día de mercado... no en vano, algunos de esos cuentos de fantasía se inspiraron en las costrucciones antiguas alemanas, como la ciudad de Rothenburg ob der Tauber, para el pueblo de Pinoccho, o el castillo de Neuschwanstein, que inspiró el castillo de Cenicienta... Desde ya, son dos de mis destinos a conocer en Alemania sea como sea.
Y es que viajar por cualquier pueblo, al menos de esta zona, da la impresión de estar continuamente paseando por un decorado, dentro de unos dibujos animados o de algún cuento de nuestra infancia. La arquitectura tradicional alemana, y en general de Europa del norte es especialmente bonita, y cuidada.


La calle comercial que desemboca en la plaza del Mercado


A pesar de ser Tréveris muy poderosa, el peligro de las tropas germanas fue creciendo, debilitando la ciudad y obligando a trasladar su administración a Arles y Milán. Sin embargo, terminó por caer en manos de los francos en el 475, perdiendo toda influencia y poder político, aunque siguió guardando importancia como sede obispal.
Es por esto que en la Edad Media, empieza el apogeo de fundación de iglesias y monasterios, que crecían por todas partes como champiñones en humedales. Así, en la primera mitad del siglo XIII, se erige la basílica de Nuestra Señora, una de las primeras construcciones de iglesias góticas en el Imperio alemán. Hoy en día sigue siendo símbolo del poder eclesiástico. Justo al lado de la basílica se erige una imponente catedral, construída sobre el año 1039 sobre los restos de un edificio romano anterior, y que guarda tanto en su interior como exterior, influencias de todas las épocas.
Existen también repartidos por toda la ciudad varios restos de otras edificaciones romanas, como la Basílica de Konstantin, construída en el 310 d.C., el Caldarium de las termas imperiales, un puente romano o un anfiteatro, construído en el siglo I donde se celebraban juegos de lucha de gladiadores y animales, y que no llegamos a ver por estar ya cerrado a las visitas.
Justo detrás de la basílica de Constantino, se encuentra el palacio del príncipe electoral, construído ya en el XVII, y que preside unos extensos jardines muy bien cuidados, mismos jardines de Versalles... Hoy en día, este palacio alberga la residencia de la dirección regional.

Palacio del príncipe elector. Justo detrás aparece la basílica de Constantino, dos grandes construcciones para dos épocas distintas...


El Caldarium de las termas imperiales


Tréveris, Trier, a pesar de ser una ciudad tan vieja, con tanta historia, tiene el espíritu joven. Ha sabido, como el resto de Alemania, adaptarse a los modernos tiempos y a todas las comodidades. Sabe combinar a la perfección sus edificios clásicos con lo último en infraestructuras. Hoy en día, Trier, es una ciudad universitaria y turística, y por tanto, viva. Muy viva. Y eso se refleja caminando entre sus calles un día cualquiera entre semana, en pleno mes de Octubre, cuando el frío ya empieza a apretar a esas latitudes. Cientos de personas caminan de un lado a otro, se sientan en las terrazas a tomar algo, en ocasiones con una manta en las piernas, o simplemente a disfrutar de la ciudad al fresco de la tarde con un buen abrigo, aprovechando los días que asoma un poco el sol, ya que levemente y poco a poco, va dejando de calentar.

Mira qué mezcla más sutil de edificios clásicos y modernos sin necesidad de que le sangren los ojos a uno. El edificio acristalado es...


...el paraíso de los libros!! Lástima que aún con mi nivel de alemán, sólo podría ir a la sección de infantil...