Tiene una bolita y tres cubiletes. La bolita son los Presupuestos Generales del Estado. Las cuentas públicas más difíciles de todo el periodo democrático.
Primer movimiento del trilero. Aplaza las presentación de las cuentas. Y mira que los mercados, la UE y hasta el mayordomo de Merkel apremia a que se deje de electoralismo y saque los presupuestos del armario. Ni por esas. Le pierde la soberbia de creerse ganador en Andalucía. un golpe de efecto mortal para el psoe. Un escenario perfecto para un cambio de régimen. La victoria es pírrica. No gobernará en Andalucía y tampoco gana en Asturias. Su gozo en un pozo.
Mueve la bolita. Al centro. Presenta unos presupuestos indecentes. De estado de guerra. Un día después de certificar que el sindicalismo, pese a poner toda la batería mediática a bombardearlo, le gana una huelga general y saca a centenares de miles de personas a la calle.
Los presupuestos son una agresión brutal al Estado del Bienestar. Certifica la muerte de la Ley de dependencia por inanición y de paso muchos programas de igualdad de oportunidades. Una hostia a Sanidad y Educación que pone en riesgo las políticas básicas vertebradoras del estado del bienestar. Ajuste y ajuste. Nada de inversión ni crecimiento. Prevén 600.000 parados más. En tanto, con otro movimiento de trilero, saca de la manga una amnistía fiscal que deja con cara de gilipollas a los que tenemos nómina, premiando el fraude y mutilando de una tacada la igualdad de la ciudadanía ante la hacienda pública. Hágase defraudador al 10%. Con dos cojones.
Pero las malas noticias no acaban. Los mercados, insaciables cuando ven pusilánimes en lontananza, decretan que el presupuesto no les gusta. Avisan con una subida del diferencial de deuda que pone de los nervios al hombre tranquilo. Los ministros balbucean medidas improvisadas en periódicos alemanes que el partido, en boca de floreros, desmienten, para ser desmentidos por otros. Un sainete indigno. Comienzan los globos sonda para ir preparando a la sociedad de que se preparen porque enfermamos por encima de nuestras posibilidades.
Y vuelta a la bolita. Se recortan otros 10.000 millones a los menguados presupuestos. Pero esta vez la excusa es de traca: no lo habían incluido en los PGE presentados hace tres días porque lo deben hacer las CCAA y además en Educación y Sanidad, nada de donde ellas decidan. Y esto se anuncia en una mierda de nota de prensa, porque el trilero está escondido.
Y ahora en el senado, ante el espejo periodístico que le reclama respuestas ante tanta desfachatez, el estadista, el hombre impasible, sale corriendo a esconderse muerto de miedo.
Esto es lo que tenemos como Presidente: un trilero cagón
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