Tú también puedes hacerlo:
Redacta un plan de empresa a la medida de la última convocatoria de ENISA y otro a medida de la última convocatoria de CDTI. Por ejemplo, si ENISA pretende fomentar el big data pero tú quieres montar una tienda online para vender jamones en Noruega, tu proyecto consistirá en predecir el comportamiento del consumidor nórdico de productos cárnicos de importación.
( ENISA y CDTI son dos préstamos públicos que apenas conllevan responsabilidad.)
No solicites estas ayudas tú mismo, contrata a un conseguidor, alguien que dice tener la ventaja de haber trabajado en uno de estos organismos.
Reúnete con uno de esos Business Angel que pasan el día de conferencia en conferencia introduciendo en sociedad a los exitosos jóvenes en los que invierte. Propónle invertir en tu proyecto, le convencerás si a cambio contratas a algunas de sus empresas.
Modera tus expectativas, por estos lares bastan 20.000 € para considerarse inversor.
Déjate unos duros en construir un proyecto mínimo viable. No inviertas en captar clientes todavía, con datos reales alguien podría juzgarte objetivamente.
ENISA, CDTI y fulanito inversor creen en tu proyecto, toca presentarse a una ronda de financiación. Nada como un colorido PowerPoint con una gráfica que tiende a infinito para demostrar que Amazon pronto comprará tu idea por no pocos millones.
Invierte en labrarte un nombre entre inversores. Comprar seguidores en twitter, portadas en revistas y premios da mucho caché.
Empieza el tour de conferencias y apariciones en medios a los que te lleve tu inversor. Recuerda, ahora eres una rockstar y debes hablar como tal. Explica lo duro que ha sido llegar hasta aquí, lo reconfortante que es el éxito y que esforzarse merece la pena. Aguanta la risa, excepto si te preguntan por beneficios. En ese caso suelta una carcajada y contesta con una pregunta: "¿Una con beneficios?". Continúa riendo[1].
Cada seis meses sométete a una ronda de financiación en la que vendas algunas de tus participaciones, tus inversores harán lo mismo. En unos años tu participación será mínima y te desvincularás de la empresa.
Cuando el imperio de los jamones le explote en las manos al último eslabón de la cadena de inversores tú ya estarás inmerso en una nueva aventura y en tus perfiles de redes sociales podremos leer que eres un emprendedor en serie.
¿Cínico? Quizás. ¿Bárbaro? Nada más lejos. Como te pillen haciendo un algunos inversores manifestarán moderado estupor en un tweet.
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