Hace un par de años, vi en la librería de segunda mano un montón de libros de Christopher Moore y decidí llevármelos, pese a que no había leído nada suyo. Con algo de culpabilidad, hace tres años leí Un trabajo muy sucio y me gustó. Por una razón o por otra (porque tienes demasiados pendientes), no le he dado una nueva oportunidad hasta ahora (básicamente, porque este año te estás leyendo los libros con el lomo rojo). Y quizás no ha sido la mejor elección.
Lo primero es que no me ha parecido tan bueno como el otro, quizás porque este es del 1995, mientras que el otro era de 2006. En segundo lugar, descubrí que era el primero de una trilogía del que solo tengo este y el segundo. Al parecer esto no es muy importante, porque la trama de este se cierra aquí, pero sí que siguen las aventuras de los personajes principales. En tercer lugar, ya cuando estaba terminando la lectura, me percaté de que en realidad era relectura. Al parecer, este libro ya lo había leído antes de tener el blog, hace más de doce años, por lo que no tenía reseña hecha. Lo cierto es que a medida que leía tenía una sensación de déjà vu y todo me sonaba familiar, pero no sabía precisar por qué, hasta que, por intuición, decidí buscarlo entre mis libros digitales y... efectivamente, allí estaba.
Como os podéis imaginar, es un libro entretenido, pero poco memorable. Os dejo con la reseña.
Nº de páginas: 320
Título: La sanguijuela de mi niña
Título original: Bloodsucking Fiends
Autor: Christopher Moore
Editorial: La factoría de ideas
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788498005141
Año de edición original: 1995
Fecha de lanzamiento: 02/11/2009
Sinopsis:
La vida de los vampiros es todo romanticismo y poesía, o no? Cuando la joven Jody se despierta una mañana con parte del cuerpo quemado y una sed de sangre terrible, tiene que enfrentarse a todos los aspectos prácticos de su nueva condición: dónde dormir, cómo conseguir sangre fresca, cómo mantener el tipo ante su madre... No parece una empresa fácil para una chica que no ha visto una película de vampiros en su vida. Cuando Thomas, un escritor frustrado y dependiente a tiempo parcial, se cruza en su vida, Jody coge la oportunidad por el cuello... Literalmente. La sanguijuela de mi niña es el hilarante relato de cómo Thomas trata de vivir con la mujer a la que ama... aunque ella esté muerta.
Opinión:
Si algo hay que reconocerle a Crepúsculo es el mérito de haber revitalizado un género que estaba de capa caída. A partir de su publicación, la literatura padeció un boom de libros de vampiros adolescentes, en los que se despojaba al vampiro de su aura de terror y se incidía en la fascinación que supone el misterio de lo desconocido. La obra de Meyer fue la que tuvo más repercusión, pero no fue la primera que trató dar un lavado de cara al género.
Ambos escapan del esquema de los protagonistas prototípicos, pero una vez los calas, sabes que no puedes esperar nada nuevo de ellos, que no son más que herramientas para la sátira. Quizás la parte que me ha parecido más floja ha sido
Más secundario aún es el Emperador, un vagabundo respetado y conocido en San Francisco, que se considera a sí mismo el protector de la ciudad, pero al parecer es un personaje recurrente, pues ya aparecía en Un trabajo muy sucio. Su actitud de caballero andante chalado no aporta más que una pizca de humor, pero es interesante cómo sirve de unión entre las obras del autor.
En cuanto al humor, que debería ser la baza principal de la novela, lo he sentido algo flojo. Tiene escenas y comentarios divertidos, pero de esos que te hacen esbozar una sonrisa, no soltar una carcajada. Es divertido, pero se nota que es solo la tercera obra del autor y que aún le falta mucho por pulir.
El final puede que haya sido lo más decepcionante, porque es la parte donde más se aprecia la ausencia de profundidad en las relaciones de personajes. Se toman varias decisiones de forma muy precipitada y la conclusión del romance entre Jody y Flood no he podido creérmela. Además, resulta que este es una primera parte (tengo el resto, aunque no sabía que eran parte de una saga), pero solo porque los protagonistas vivirán más aventuras juntos en el futuro: este libro tiene un final completamente cerrado. El problema es que dudo mucho que los problemas de profundidad se arreglen en el futuro ni tampoco que cambie el status quo; parece que en los siguientes libros solo tendremos un poco más de lo mismo.
En conclusión, para mí este libro es la definición de Bien. Es entretenido, da una vuelta de tuerca al tema de los vampiros, los protagonistas son divertidos y hay bastante humor. No busques reflexiones, ni personajes profundos, ni una trama compleja, porque este libro solo pretende hacerte pasar un buen rato. Y lo consigue.
Cosas que he aprendido:
- La gente del turno de noche del supermercado no es de fiar.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...3/5!
Primeras Líneas...