El primer libro de la serie es Entre el cielo y la tierra y es una historia con la que se pasa frío, las palabras te sumergen en el paisaje helado de Islandia con un lenguaje precioso que no evita que se congelen las manos, ni que las esquirlas de hielo se adhieran a la ropa, al pelo, o que el viento corte la piel, que los pasos se hundan en la nieve y las fuerzas se pierdan en un mundo entre el sueño y la muerte.
"Algunos poemas nos arrastran a lugares donde no llegan las palabras, ni el pensamiento, te conducen hasta el núcleo, la vida se detiene durante un instante y se vuelve hermosa, manifiesta la alegría y los lamentos. Algunos poemas te hacen olvidar, se olvida la tristeza, la desesperanza, te olvidas del impermeable y la escarcha te alcanza, dice, te tengo, y estás muerto."
Si el primer libro se centra en el océano polar, el segundo, La tristeza de los ángeles, lo hace en el interior, en las montañas cubiertas de nieve, en ventiscas que no permiten distinguir cielo y tierra y donde perder el rumbo es tan fácil como mortal. En esas condiciones, llevar el correo de un lugar a otro es una hazaña, pero es mucho más sencillo que la misión de trasladar un cadáver para su entierro en una tumba consagrada. El viaje es una reflexión al borde de la muerte y sobre la misma muerte, sobre la naturaleza, el frío, las flaquezas y la entereza.
"los que suben a la montaña o por las sendas de la meseta pueden escuchar el canto de las estrellas.(...) En algún lugar está escrito que ese canto es capaz de despertar en ti la desesperación o la divinidad. Sería cuestión de subir a las montañas en las noches serenas y oscuras como el infierno en busca de la locura o la felicidad, y entonces quizá le encuentres el sentido a la vida."
En el libro final, El corazón del hombre, el invierno da paso a la primavera y la historia se centra más en la vida en el pueblo, en sus personajes, en las relaciones que los unen y los separan, en la lucha del día a día para salir adelante y hace hincapié en el difícil papel de la mujer, relegada a un segundo plano o a víctima de la violencia de los hombres. Habla de la mezquindad asociada al ansia de poder, del amor y de sus miedos, de la evasión en el alcohol que no es tal y, por supuesto, de la muerte, siempre presente. No solo el lenguaje es muy hermoso, también tiene reflexiones brillantes.
La gente piensa que es fácil saber quien es fuerte y quien no. La gente es estúpida. Sabes que la vida puede pesar más que las montañas, ser más peligrosa que el Océano Polar.
Probablemente uno no sabe mucho sobre la vida; uno tan solo se adentra en ella. Y sabe cómo darle la bienvenida cuando llega.
Con la niebla llega el silencio.
Deberías saber que no puedes vivir solo porque no estás muerto; eso es una farsa. Deberías vivir como una estrella, y brillar.
Deberíamos vivir para conquistar la muerte, eso lo único que sabemos hacer y que somos capaces de hacer. Si vivimos como si pudiéramos, y preferiblemente algo mejor, la muerte nunca nos conquistará. Entonces no moriremos, simplemente nos convertiremos en algo distinto. No tengo las palabras para ello, para describirlo, me refiero. Quizá solo nos transformamos en música.
Casi nadie posee ojos para mirar el entendimiento directamente a la cara; pocos ojos pueden tolerarlo.
Es la vida, llena de poesía, de la belleza de los momentos felices y de otros trágicos, pero que también se ve salpicada por las vilezas humanas, y entonces no hay lugar la poesía.