Trilogía La primera ley, Libro III: El último argumento de los reyes, de Joe Abercrombie

Publicado el 05 agosto 2021 por Laura Coll Rigo
 Autor/es: Joe Abercrombie
EAN: 9788420653006
ISBN: 978-84-206-5300-6
Editorial: ALIANZA
Año de la edición: 2011
Traductor: Bora García Bercero
Encuadernación: Rústica
Medidas: 130 X 200 cm.
Páginas: 912

Sinopsis:
El rey de los hombres del Norte se mantiene, y solo hay un guerrero que le pueda detener: su viejo amigo y su enemigo más antiguo; ha llegado la hora de que el Sanguinario vuelva a casa... Glokta está librando una lucha secreta en la que nadie está seguro y nadie es de fiar. Y como sus días de guerrero están lejos, utiliza las armas que le quedan: chantaje, tortura... Jezal dan Luthar ha decidido que la gloria es demasiado dolorosa y prefiere una vida sencilla con la mujer a la que ama. Pero el amor también puede ser doloroso y la gloria tiene la desagradable costumbre de aferrarse a un hombre cuando menos la desea... El Rey de la Unión ha muerto, los campesinos se rebelan y los nobles luchan por su corona. Sólo el Primero de los Magos tiene un plan para salvar el mundo, pero esta vez hay riesgos. Y no hay un riesgo más terrible que romper la Primera Ley...

Opinión:

No sabéis la pereza que me ha dado ponerme a hacer esta reseña, no porque el libro sea malo, sino porque sigue la línea de los dos anteriores y siento que tengo poco que añadir. Si aún no lo habéis hecho, os invito a darle un vistazo a la reseña de La voz de las espadas y Antes de que los cuelguen. Aunque no habrá spoilers de este libro, sí hay spoilers de los anteriores, pues es muy difícil reseñar una tercera parte sin decir nada de las precedentes. 

La novela empieza con la llegada de nuestro grupo a Adua. Porque sí, Abercrombie se salte el viaje de vuelta, no como Martin que nos tiene mil páginas dentro de un barco en el que no pasa nada. Si no es importante, no es importante. Una vez en la ciudad, el grupo se divide: Jezal se queda en la ciudad y va en busca de Ardee, Bazay se mete en política, Ferro se queda en la ciudad pululando y Logen se va al norte. En cuanto al resto, tenemos a West, Sabueso y los demás en el frente y a Glokta con sus maquinaciones en las sombras del poder.

«¿Y tú, qué has hecho, eh, Nuevededos?
—Pues… es una larga historia —Logen se preguntó qué clase de historia exactamente y se dio cuenta de que no lo sabía a ciencia cierta—. Creí que los Shanka os habían cogido a todos, ya que la vida me ha enseñado a esperar lo peor, así que me fui al Sur y ahí me junté con un mago. Hice con él una especie de viaje por mar a un lugar muy lejano, en busca de no sé qué, pero luego, cuando llegamos resultó que… bueno, que no estaba allí —ahora que lo contaba, todo sonaba como un auténtico disparate.
—¿Qué era? 
—¿Sabéis qué? —Logen se relamió los dientes, que conservaban aún el sabor de la cerveza—. En realidad no lo sé —todos se miraron, como si no hubieran oído una historia más absurda en su vida, cosa que, hubo de admitir Logen, seguramente era el caso—. Pero en fin, ahora ya no importa. » (Logen resumiendo el libro anterior)

Abercrombie tiene dos cosas fantásticas. Una de ellas es su dominio del discurso indirecto libre, su capacidad por dar voz y personalidad propia a cada uno de sus personajes. Puedo abrir el libro por cualquier página (lo he hecho para confirmarlo) y ser capaz de adivinar en quien está enfocado el capítulo por la forma de la narración.

En segundo lugar, Abercrombie sabe desarrollar muy bien los temas que quiere tratar. Toda la trilogía es una oda al antibelicismo, a mostrarnos cuan inútiles son las guerras y que el honor y la gloria de la batalla no existen, pues solo llevan al dolor y la muerte. Otro de los temas es que no hay un bando de los buenos y otro de los malos, pues ninguna guerra está justificada y por ello no se salva ninguno de sus personajes, todos son antihéroes. También habla de cómo la violencia solo engendra más violencia, por lo que todos los personajes que deciden meterse en una guerra acaban mal y no tienen redención posible. 

«Los grandes puños salieron lanzados hacia el Sanguinario, las colosales manos trataron de atrapar su cuerpo. Pero lo único que pudo atrapar el gigante fue una carcajada. Más fácil sería dar un golpe al fuego oscilante. Más fácil sería atrapar una voluta de humo.
El círculo era un horno. Las hojas de hierba amarillenta eran lenguas de fuego. El sudor, la saliva y la sangre goteaban sobre ellas como grasa de carne cocinada sobre una hoguera. El Sanguinario soltó un silbido, agua sobre ascuas. El silbido se transformó en gruñido, hierro chisporroteando en la forja. El gruñido se convirtió en rugido atronador, el bosque seco en llamas. Y entonces dio libertad a su espada».

Me gusta mucho cómo el autor transmite todos estos mensajes y el pesimismo absoluto que domina toda la novela. Los personajes lo pasan mal a nivel psicológico, hasta el punto que te preguntas si realmente se merecen todo lo que les pasa. El mundo es injusto. «Nadie tiene lo que se merece». En cierta medida sí: Logen, Ferro y Sabueso son asesinos despiadados, Jezal es un engreído clasista, Glokta es un torturador y West tiene una vena psicópata.

Como veis por la caracterización de personajes, es todo muy sucio y oscuro: entiendo por qué al autor se le conoce por ser el mayor exponente del grimdark. Hay varias escenas macabras y gráficas, además de mucha sangre, muerte y crueldad, aunque Abercrombie consigue que toda esta violencia no sea gratuita. 

«Como si aquel hombre se riera de un chiste cruel que sólo él conociera. Un chiste letal. La cabeza inclinada hacia un lado, como la de un ahorcado. La carne del rostro, lívida y fláccida alrededor del tajo de su sonrisa. La sangre teñía sus dientes de color rosáceo, caía en hilos de los cortes de la cara, se escurría por sus labios desgarrados. El gorgoteo de la risa, dentado como el filo de una sierra, crecía y crecía, desgarrándole a West el oído. Más agónico que cualquier chillido, más furioso que cualquier grito de guerra. Un contrasentido repulsivo y enfermizo. Una carcajada en medio de una masacre. La risa de los mataderos».

Por otra parte, me ha parecido muy interesante ver el determinismo que defiende Abercrombie. Por mucho que se esfuercen, todos los personajes viven en una espiral de violencia de la que no pueden escapar: Logen y el Sabueso están hechos por y para la guerra, por lo que siempre van a buscar una nueva batalla en la que luchar, serian incapaces de convertirse en granjeros. Ferro está obsesionada con su venganza y eso coarta su libertad. ¿Cuántos gurkos tiene que matar para sentirse satisfecha? Glokta fue torturado y ahora no sabe hacer más que buscar el sufrimiento de los demás. West quería poder, pero no era consciente de los sacrificios que son necesarios. Jezal quería el poder y la gloria, sin pensar en lo duro que puede ser tomar decisiones. 

Jezal siendo Jezal

Jezal es el único que experimenta cierta evolución, y eso me ha gustado, pues aunque no es el mismo que en la primera novela, tampoco deja de ser quién es. Pese a todo, una cosa que me ha fallado es conocer más acerca del pasado de los personajes, pues casi no hay referencias concretas a cosas que sucedieron en su vida antes de las novelas. Sabemos que Logen tuvo familia, pero no cómo se llamaban; que Ferro fue torturada, pero no cómo escapó; que Jezal tiene hermano, pero nada que haya vivido con ellos; que Glokta sufrió a manos de sus torturadores, pero no cómo se convirtió en soldado. Conocemos varias cosas de refilón, pero no se profundiza.

Lo mismo me ha pasado con varios personajes, como Ardee, que daba para mucho, pero que se queda en nada. Me gusta lo tormentosas que son todas las relaciones amorosas en esta trilogía, así como el poco peso que tiene el romance en la historia. Punto a favor de Abercrombie. 

Los villanos, por su parte, también me parece que carecen de profundidad. Bethod como personaje ausente me gusta, pero tanto su bruja (ejem, no veo la copia a Martin por ninguna parte...) como los gurkos están muy desdibujados. De Bethod me gusta que se muestre que es tan malo como nuestros protagonistas ("Todos tenemos nuestras razones. Los buenos y los malos. Todo depende de cómo se mire"), pero tiene muy poca presencia.

«—Las cosas no fueron así —dijo Logen.
—¡No hay ni un solo hombre en el Norte que no sepa que lo que digo es verdad! ¿Paz? ¡Ja! ¿Qué me dices del Atronado, eh? ¡Yo le hubiera devuelto a su hijo a cambio de un rescate y todos nos habríamos vuelto a casa tan contentos, pero no hubo manera! ¿Qué fue lo que me dijiste? ¡Es más fácil detener al Torrente Blanco que al Sanguinario! ¡Y luego tuviste que hacer clavar su cabeza en mi estandarte para que todo el mundo la viera y así no hubiera forma de poner fin a las venganzas! ¡Cada vez que intentaba frenarte, tú tirabas de mí y me hundías más y más en el fango! ¡Hasta que ya no hubo manera de parar! ¡Hasta que todo consistía en matar o morir! ¡Hasta que tuve que someter a todo el Norte! Tú me hiciste Rey, Nuevededos ¿Qué otra opción me dejaste?
—Las cosas no fueron así —susurró Logen.
Pero sabía muy bien que era exactamente así como habían sido.
—¡Si eso te hace feliz, cuéntate a ti mismo que yo soy la causa de todos tus males! ¡Cuéntate a ti mismo que soy yo el despiadado, el asesino, que soy yo el que está sediento de sangre, pero pregúntate también de quién lo aprendí! ¡Tuve al mejor de los maestros! Juega a hacerte el buen hombre, si eso te place, el hombre que no tiene elección, pero los dos sabemos quién eres en realidad. ¿Paz? Nunca tendrás paz, Sanguinario. Estás hecho de muerte.
Logen hubiera querido negarlo, pero ya estaba harto de tantas mentiras.»

Falta también mucho desarrollo del mundo y de la magia. Sé que para el mensaje que quería transmitir Abercrombie no le interesaba distraer la atención del lector, pero me he quedado con muchas ganas de que se desarrollaran más todas las culturas y de saber más acerca de los shankas y los Devoradores.

«Su cara dibujaba una sonrisa traviesa cuando se volvió hacia él, pero se borró de inmediato al ver quién estaba allí.
Glokta resopló.
—No se preocupe. Todo el mundo reacciona así cuando me ve. Hasta yo reacciono de esa manera por la mañana cuando me miro al espejo. Si consigo ponerme delante de ese maldito objeto» (El cinismo de Glokta es TOP)

En cuanto a la trama, ahí está. Como pasa en el resto de libros, Abercrombie no busca crear momentos épicos, tramas intricadas y giros de guión inesperados. A mí me sobran escenas que se alargan innecesariamente y que dan vueltas sobre lo mismo. Me ha gustado mucho la inteligencia de Bayaz, eso sí, escenas como el duelo de Logen son oro puro y todas las interacciones de Ardee con Glokta, con ese cinismo imperante, son fantásticas. Eso sí, mientras que todas las tramas parecían converger hacia un mismo punto, la que he visto más desligada ha sido al de Glokta, pues mientras el mundo se derrumba a su alrededor, el sigue con sus investigaciones y conjuras, que no aportan nada y no parecen lógicas en determinados momentos en los que salvar la vida parece más importante.

«¡Me encantan las cargas! ¡A ver si no se presentan los sureños y así tocamos a más! ¡Quiero cargar ya!
—Me alegro por ti —gruñó el Sabueso—. A lo mejor podemos buscarte un precipicio para que te lances a la carga hacia él»

Aunque se cierra el arco de todos los personajes, el final es casi tan definitivo como en los libros anteriores. Podría haber perfectamente una cuarta novela. Y en cierta medida, la hay, pues Un poco de odio se ambienta 30 años después y tiene como a protagonistas los descendientes de muchos de los personajes de esta trilogía.

Antes de terminar, me gustaría hacer mención a la edición. Esta trilogía la he leído en conjunto con G, y mientras que él tenía la edición anterior, yo tenía la "edición revisada". Aprovechamos para compararlas, y en los dos libros anteriores, no había ninguna diferencia: en las dos estaban los mismos errores. Como novedad, en este último tomo, sí hemos encontrados algunas correcciones dispersas, pero al mismo tiempo, había muchos más errores (laísmos, en especial) que en los otros libros. Qué desastre.

En fin, he disfrutado mucho de esta trilogía. Pese a mis recelos con la primera novela, finalmente Abercrombie ha sido el autor de Grimdark que buscaba. Me ha sorprendido con su magnífico uso del discurso indirecto libre, así como por su prosa ágil y trabajada. No abundan las descripciones, pero la trama se alarga en ocasiones, es previsible y carece de giros inesperados. Tiene partes mejorables, sin duda, como la poca profundidad de los villanos, la falta de pasado de los protagonistas o el poco desarrollo de los secundarios, pero es que las cosas que hace bien, las hace muy bien, como el mensaje antibelicista que quiere transmitir al lector mediante el tono pesimista que enmarca toda la obra. Si te gusta la fantasía, este autor es imprescindible. Es algo que hago con pocos autores, pero voy a leerme toda su obra.

Cosas que he aprendido:

  • Cuando hay que hacer algo, lo mejor es no demorarlo para no tener que vivir temiéndolo
  • Aparenta ser menos de lo que eres 

Y para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:

PUNTUACIÓN...4/5!

Primeras Líneas...